La inflación en Argentina - Datos estadísticos
En la última década, la economía argentina ha sufrido un cúmulo de problemas que van desde el estancamiento del crecimiento económico hasta una de las mayores crisis de deuda de su historia. En este contexto, la inflación ha sido una de las principales preocupaciones de la población, puesto que ha erosionado los ingresos de la mayoría de los hogares del país. Actualmente, la nación albiceleste se posiciona como la segunda con mayor inflación de América Latina, sólo por debajo de Venezuela. Entre 2023 y 2024, la tasa interanual superó el 280% y sólo en lo que va de 2024, la inflación acumulada alcanzó un 65%.
Frente a este contexto económico, el nuevo gobierno de Milei ha implementado una política económica caracterizada por un drástica disminución del gasto público, reduciéndolo en un 41%, lo que representa el mayor recorte fiscal en los últimos 30 años del país. Las medidas adoptadas incluyeron la eliminación de subsidios en tarifas y servicios o la suspensión de la obra pública. Los resultados de este programa económico han conducido, en un primer momento, a un aumento en la inflación —especialmente en el mes de diciembre de 2023—. Sin embargo, esta tendencia no se prolongó en el tiempo y ya en abril de 2024 se registró un descenso general de los precios, en parte causada por la caída en el consumo y la actividad económica.
Esta vehemente reducción en los ingresos de la población ha impactado negativamente en la tasa de aprobación del actual mandatorio, que ya durante los tres primeros meses de su gestión tuvo que afrontar múltiples protestas sociales. Estas manifestaciones se han centrado en diversos temas como la falta de financiamiento a la educación pública, la caída del salario mínimo y el aumento de la tasa de desempleo.
El desafío de la economía bimonetaria y las políticas económicas de Milei
Aunque entre 2022 y 2023 la inflación fue un fenómeno global que impactó en la economía mundial, Argentina ya contaba con un largo historial. La república, actualmente liderada por el presidente Javier Milei, ha experimentado una galopante aceleración de los precios durante los últimos tres decenios con períodos especialmente críticos como la hiperinflación de los años 90, cuando se registró una cifra anual superior al 1000%. Desde entonces, la economía argentina ha mantenido una tendencia de alta inflación crónica que, junto a las frecuentes devaluaciones, ha socavado la confianza en la moneda local. Esto ha propiciado el uso del dólar como reserva de valor y referencia para la fijación de precios de mercado, fenómeno conocido como bimonetarismo.Frente a este contexto económico, el nuevo gobierno de Milei ha implementado una política económica caracterizada por un drástica disminución del gasto público, reduciéndolo en un 41%, lo que representa el mayor recorte fiscal en los últimos 30 años del país. Las medidas adoptadas incluyeron la eliminación de subsidios en tarifas y servicios o la suspensión de la obra pública. Los resultados de este programa económico han conducido, en un primer momento, a un aumento en la inflación —especialmente en el mes de diciembre de 2023—. Sin embargo, esta tendencia no se prolongó en el tiempo y ya en abril de 2024 se registró un descenso general de los precios, en parte causada por la caída en el consumo y la actividad económica.
La otra cara de la inflación
El constante aumento de los precios, que ha tenido un importante impacto en la capacidad de consumo de la población en general, ha afectado particularmente a aquellos hogares de menores ingresos, ya que el encarecimiento de bienes básicos como los alimentos o el transporte tiene un mayor impacto en los gastos de estas familias. Este difícil contexto socioeconómico se ha reflejado en el crecimiento de las cifras de pobreza en el país, que actualmente registra uno de sus valores históricos más altos. Concretamente, la tasa para 2024 se eleva hasta el 57,4%, es decir, casi seis de cada diez argentinos se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Esta situación también se ha visto reflejada en las previsiones de la tasa de indigencia, que se siuará en torno al 10% entre las personas que no cuentan con subsidios y programas sociales de ayuda económica.Esta vehemente reducción en los ingresos de la población ha impactado negativamente en la tasa de aprobación del actual mandatorio, que ya durante los tres primeros meses de su gestión tuvo que afrontar múltiples protestas sociales. Estas manifestaciones se han centrado en diversos temas como la falta de financiamiento a la educación pública, la caída del salario mínimo y el aumento de la tasa de desempleo.
