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Léonie Duquet

Artículo bueno
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Léonie Duquet

Léonie Duquet (derecha) y Alice Domon (izquierda) detenidas en la ESMA.
Información personal
Nombre de nacimiento Léonie Henriette Duquet Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 9 de abril de 1916 Ver y modificar los datos en Wikidata
Longemaison (Doubs, Francia) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento Diciembre de 1977 Ver y modificar los datos en Wikidata
Argentina o océano Atlántico Ver y modificar los datos en Wikidata
Causa de muerte Homicidio Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Iglesia de la Santa Cruz Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Francesa
Información profesional
Ocupación Hermana religiosa Ver y modificar los datos en Wikidata

Léonie Henriette Duquet (La Chenalotte, 9 de abril de 1916 - frente a las costas de Santa Teresita, 17 o 18 de diciembre de 1977) fue una monja católica francesa detenida-desaparecida durante la dictadura militar argentina autodenominada Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983).

El caso de la desaparición y asesinato de Léonie Duquet está relacionado con el de su compañera de congregación Alice Domon y el caso de ambas es mundialmente conocido como el de «las monjas francesas».

Su vida

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Léonie Duquet nació en la aldea campesina de La Chenalotte, en la región de Longemaison-Les Combes, de la zona montañosa del departamento de Doubs (Haut-Doubs), en Francia, cerca de la frontera suiza.

Desde joven ingresó a la Congregación de las Misiones Extranjeras de París (en francés: Société des missions étrangères) que la envió en 1949 a la Argentina, instalándose en Hurlingham y Morón, en el cordón industrial de Buenos Aires, orientándose a la catequesis de personas con necesidades especiales.

Duquet formó allí parte del grupo dirigido por el sacerdote Ismael Calcagno, primo político de Jorge Rafael Videla, el dictador al mando al momento de ser secuestrada y asesinada. Paradójicamente, Léonie Duquet conoció a Videla de joven debido a que éste recurrió a su ayuda para la asistencia de su hijo Alejandro, un niño discapacitado a quien Léonie cuidó, enseñó y catequizó en la Casa de la Caridad de Morón.[1]

En la década de 1960 Léonie Duquet fue invitada por el obispo Jaime de Nevares para trasladarse a la provincia de Neuquén, en la Patagonia, y trabajar con la comunidad mapuche en la localidad de El Malleo.

Luego regresó al gran Buenos Aires para trabajar en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús de Castelar y realizar catequesis liberadora en Ramos Mejía, en la capilla San Pablo de esta localidad, donde estableció su hogar.

Al producirse el golpe militar del 24 de marzo de 1976 e instalarse un régimen fundado en el terrorismo de Estado Léonie tomó la decisión de actuar en defensa de los derechos humanos. Para explicar su actitud solía repetir una frase: «Callarse hoy sería cobarde».[2]

Por ese tiempo hospedó en su casa a la monja Alice Domon que había ido a Corrientes para ayudar en la búsqueda de desaparecidos vinculados a las Ligas Agrarias que organizaban a los pequeños productores de algodón. Muchas de las reuniones de las primeras organizaciones de derechos humanos se realizaban en su casa.

En diciembre de 1977 Léonie, junto a Alice Domon, las Madres de Plaza de Mayo y otros activistas de derechos humanos, prepararon una solicitada con el nombre de los desaparecidos y el reclamo al gobierno de dar a conocer su paradero. La solicitada fue publicada en el diario La Nación el 10 de diciembre de 1977, el mismo día de su desaparición. Entre los firmantes figura el nombre de Gustavo Niño, nombre falso que utilizó el entonces capitán de la Marina Alfredo Astiz para infiltrarse en el grupo de las Madres de Plaza de Mayo.[3]

Desaparición, secuestro, tortura y asesinato

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La ESMA.

Entre el jueves 8 de diciembre y el sábado 10 de diciembre de 1977 un grupo de militares bajo el mando de Alfredo Astiz secuestró a un grupo de 12 personas vinculadas a las Madres de Plaza de Mayo.[4]​ Entre ellas se encontraba Léonie Duquet, junto con la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, y su compañera, también monja francesa, Alice Domon.

La mayor parte del grupo fue secuestrado en la iglesia Santa Cruz ubicada en el barrio de San Cristóbal de la ciudad de Buenos Aires, donde solían reunirse, por el Grupo de tareas 3.3.2. Debido a que Léonie no se encontraba allí, los militares fueron el 10 de diciembre a Ramos Mejía, en el Gran Buenos Aires, para secuestrarla en la Capilla de San Pablo.[5]​ Los secuestradores engañaron a Duquet diciéndole que Alice Domon había sufrido un accidente y se encontraba en un hospital, ofreciéndose a llevarla.

Léonie fue llevada directamente al centro clandestino de detención ubicado en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), bajo el control de la Marina Argentina, donde fue recluida en el sector denominado Capuchita. Allí permaneció aproximadamente 10 días, lapso durante el cual fue constantemente torturada. En el informe Nunca Más, los testigos Maggio y Cubas, sobrevivientes de la ESMA, relataron lo que sabían sobre su suerte:

... Lo mismo sucedió con las religiosas francesas Alice Domon y Leonie Renée Duquet. Tuve oportunidad personal de hablar con la hermana Alice, ya que fue llevada junto con la hermana Renée al tercer piso del Casino de Oficiales de la ESMA, lugar donde me encontraba cautivo. Esto ocurre alrededor del 11 o 12 de diciembre. Es cuando me cuenta que había sido secuestrada en una iglesia, conjuntamente con familiares de desaparecidos. Luego supe que eran 13 personas; las hermanas estaban muy golpeadas y débiles, ya que para llevar al baño a la hermana Alice tenían que sostenerla dos guardias. Le pregunte si la habían torturado y me contestó afirmativamente: la habían atado a una cama totalmente desnuda y le habían aplicado la picana por todo el cuerpo; además dijo que después la habían obligado a escribir una carta a la Superiora de su Congregación, la escribió en francés bajo constante tortura, y posteriormente le sacaron una foto a ambas, sentadas junto a una mesa. Las fotos les fueron sacadas en el mismo lugar donde las torturaron: el subsuelo de Casino del Oficiales. Las hermanas estuvieron en ESMA unos diez días, torturadas e interrogadas. Luego fueron «trasladadas» junto con las once personas restantes. Los rumores internos fundamentados por el apresuramiento con que se sacó de allí a estas personas, indicaban el asesinato de las mismas. (Testimonio de Horacio Domingo Maggio, Legajo N° 4450).[6]
Cayeron alrededor de 10 o 12 familiares, entre ellos la hermana francesa Alice Domon. Más tarde fue llevada también a la ESMA la hermana Rennée Duquet, de la misma congregación religiosa que la hermana Alice. A la hermana Renée la alojaron en "Capuchita". Las hermanas Alice y Renée fueron salvajemente torturadas, especialmente la primera. La conducta de ellas fue admirable. Hasta en sus peores momentos de dolor, la hermana Alice que estaba en "Capucha"- preguntaba por la suerte de sus compañeros y en el colmo de la ironía- en forma particular por el «muchachito rubio», que no era otro que el Teniente de Fragata Astiz (quien se había infiltrado en el grupo haciéndose pasar por familiar de un desaparecido)... A punta de pistola la obligó a la hermana Alice a redactar una carta de su puño y letra... Para coronar esa parodia se les tomó (a ambas hermanas) fotografías en el propio laboratorio fotográfico de la ESMA, en las que aparecían sentadas delante de una mesa con un cartel del Partido Montonero atrás. Las hermanas Alice y Renée fueron «trasladadas» y junto con ellas los familiares secuestrados en la misma circunstancia. (Testimonio de Lisandro Raúl Cubas, legajo n.º 6974).[6]

La nacionalidad francesa de las hermanas Léonie Duquet y Alice Domon generó un escándalo internacional, especialmente con Francia. Por esa razón el jefe de la Armada y miembro de la Junta Militar, Emilio Massera, ordenó simular que ambas monjas habían sido secuestradas por la organización guerrillera Montoneros. A tal fin Domon fue obligada bajo tortura a escribir una carta a su superiora en la congregación, carta que fue escrita en francés, diciendo que habían sido secuestradas por un grupo opositor al gobierno de Videla. Luego les sacaron la foto que se encuentra en esta página en la que las dos monjas se encuentran sentadas delante de una bandera de Montoneros y exhibiendo un ejemplar del diario La Nación. La foto, que fue tomada en el subsuelo del Casino de Oficiales de la ESMA y en la que ambas religiosas aparecen con evidentes signos de haber sido torturadas, fue enviada a la prensa francesa.

Durante su cautiverio otra detenida, Graciela Daleo, se encontró con Léonie Duquet en la cocina, donde se encontraba sentada y encapuchada y recién traída de la sala de torturas. Daleo le preguntó entonces qué necesitaba, a lo que Léonie le contestó: «Un café». Inmediatamente un guardia le ordenó a Daleo retirarse. Es el último testimonio que se tiene de su vida.[5]

El 15 de diciembre de 1977 el diario La Nación publicó una noticia de la agencia EFE bajo el título «Vivas y con buena salud». Allí se informaba que la Madre Superiora de la Congregación declaraba desde Francia que las hermanas Léonie y Alice habían sido detenidas y que «se hallan vivas y con buena salud». Aclaraba también que la información provenía del nuncio apostólico en la Argentina.[7]

Probablemente el día 17 o 18 de diciembre de 1977, las dos hermanas y el resto del grupo, fueron «trasladadas» al aeropuerto militar que se encuentra en el extremo sur del Aeroparque de la ciudad de Buenos Aires, subidos sedados a un avión de la Marina y arrojadas vivas al mar frente a la costa de Santa Teresita, muriendo al chocar contra el agua.

En un ejemplo de humor atroz los marinos vinculados a la represión durante el terrorismo de Estado solían en aquellos tiempos hacer referencia a «las monjas voladoras».[8]

En 1990 el capitán Alfredo Astiz fue condenado en ausencia a cadena perpetua por la Corte de Apelaciones de París como culpable de la muerte de las hermanas Léonie Duquet y Alice Domon.[9]

Identificación de su cuerpo y entierro

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Solar de la Memoria en la Iglesia de la Santa Cruz, donde se encuentran los restos de Léonie Duquet, juntos a los de Azucena Villaflor, María Ponce y Esther Ballestrino.

El 20 de diciembre de 1977 comenzaron a aparecer cadáveres provenientes del mar en las playas de la provincia de Buenos Aires a la altura de los balnearios de Santa Teresita y mar del Tuyú. Los médicos policiales que examinaron los cuerpos en esa oportunidad registraron que la causa de la muerte había sido «el choque contra objetos duros desde gran altura» (vuelos de la muerte), como indicaban el tipo de fracturas óseas constatadas, sucedidas antes de la muerte.[10]​ Sin realizar más averiguaciones las autoridades locales dispusieron de inmediato que los cuerpos fueran enterrados como NN en el cementerio de la cercana ciudad de General Lavalle.

En 1984 en el marco de la investigación de la CONADEP y del Juicio a las Juntas se habían realizado excavaciones en el cementerio de General Lavalle, encontrándose una gran cantidad de restos óseos provenientes de los cadáveres hallados en las playas de San Bernardo y Lucila del Mar. Estos restos fueron utilizados en el juicio a las Juntas y guardados luego en 16 bolsas.

A partir de entonces el juez Horacio Cattani empezó a acumular causas sobre desaparecidos. A pesar de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, que paralizaron las investigaciones, Cattani logró armar en 1995 un archivo de 40 metros cuadrados donde alojar todas esas pruebas.

En 2003 el intendente de General Lavalle informó que se habían localizado nuevas tumbas de NN en el cementerio de la ciudad. El juez Cattani ordenó entonces realizar nuevas excavaciones con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), descubriéndose dos líneas de tumbas, una por encima de la otra. Se descubrieron así ocho esqueletos, cinco correspondientes a mujeres, dos correspondientes a varones y uno, clasificado como GL-17, que se definió como «probablemente masculino».

Cattani mandó los huesos al laboratorio de Inmunogenética y Diagnóstico Molecular (LIDMO) de Córdoba, perteneciente al EAAF. Entre otros materiales el juez envió también una muestra de sangre de un sobrino de Léonie Duquet. Los resultados del laboratorio fueron determinando que los restos pertenecían al grupo de secuestrados entre los días 8 y 10 de diciembre de 1977. El 29 de agosto de 2005 el juez Cattani recibió el informe estableciendo que los restos individualizados como GL-17 pertenecían a Léonie Duquet.[8]

El día 25 de septiembre de 2005, 27 años después de haber sido asesinada, Léonie Duquet fue enterrada en el jardín de la Iglesia Santa Cruz, en Buenos Aires, junto a las dos madres de Plaza de Mayo secuestradas con ella María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga y la activista de derechos humanos Angela Auad. Las cenizas de Azucena Villaflor fueron esparcidas en la Plaza de Mayo.

En el entierro se leyó una declaración del presidente de Francia, Jacques Chirac, que dice:

Queridos amigos argentinos, mis queridos compatriotas: Hoy por fin podemos decir adiós a la Hermana Léonie. Cerca de treinta años han pasado desde aquel día de diciembre de 1977, un poco antes de Navidad, cuando su verdugo, el ex capitan Astiz, mediante un simple abrazo en el atrio de esta iglesia, la condenó irremediablemente a la muerte. Ese día de diciembre, la Hermana Léonie, con su compañera la hermana Alice, como muchos otros, desapareció. Detrás de ese término, una realidad aterradora: el cautiverio, las sevicias, la tortura, los cuerpos arrojados al mar, que atraviesa la mentira sobre lo que sucedió y el pesado silencio de los cuerpos ausentes. ¿Qué crímenes cometió la Hermana Léonie para merecer tal suerte? ¿De qué violencia era culpable para aquellos que la torturaron y asesinaron? La Hermana Léonie estaba habitada por su fe y su hambre de justicia. Su rebeldía no era ideológica ni partisana, ella estaba impregnada de humanidad. Hija del Evangelio, ella llevaba socorro a las familias con niños desaparecidos. Con otras mujeres que valientemente protestaban en la plaza de Mayo, ella se levantó contra la barbarie. Hoy, en nombre de Francia, yo vengo a rendir un homenaje solemne a la Hermana Léonie y a presentar todas mis condolencias a los miembros de su familia aquí presentes. Francia se puede sentir orgullosa de contar entre los suyos a la Hermana Léonie que, por una causa justa, sacrificó su vida en Argentina, país que ella quería tanto como su tierra natal, y país que ella igualmente amó. La viva emoción que produjo el anuncio del descubrimiento de sus cuerpos testimonio, aquí como en Francia, el carácter emblemático de su martirio. Pero yo no puedo olvidar a todos aquellos que tienen familiares secuestrados y asesinados por la dictadura, y yo tengo que asociarlos a este homenaje solemne. Pienso, en particular, en las familias francesas de desaparecidos que aún buscan a los suyos, para que no pierdan la esperanza. Pienso en la Hermana Alicia, unida a la Hermana Léonie en el dolor y en nuestra memoria. Francia esta con sus familias. Fiel a sus compromisos, Francia anhela que toda la luz se haga sobre aquello que sucedió durante los años de plomo de la dictadura y que los culpables sean finalmente condenados. Gracias al trabajo de las organizaciones no gubernamentales —del equipo argentino de antropología forense, que cumplió una tarea difícil pero destacable, las madres y abuelas de plaza de Mayo—, gracias al coraje y la determinación de los familiares de desaparecidos, gracias a los esfuerzos de los poderes públicos, la verdad progresa. No se puede construir el provenir sobre el olvido. Solo se puede edificar sobre la memoria. Hoy, a la vez tristes y plenos de esperanza, nosotros recordamos a la Hermana Léonie, su ejemplo, su vida y su coraje: ella ilumina, a través de los años, nuestra memoria. Que ella guíe la conducta de las generaciones que vendrán y nosotros exhortemos a nunca más tolerar lo intolerable.[11]

Sus familiares, presentes en la ceremonia, manifestaron su acuerdo para que los restos de Léonie descansaran en la Argentina, «un país al que amaba tanto».[2]

Encubrimiento por parte los Estados Unidos

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Documentos secretos del gobierno de los Estados Unidos desclasificados en 2002 prueban que el gobierno estadounidense sabía desde 1978 que los cuerpos sin vida de las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet y las madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor, Esther Ballestrino y María Ponce, habían sido encontradas en las playas bonaerenses. Esta información fue mantenida en secreto y nunca fue comunicada al gobierno argentino.

El dato está incluido en documento n.º 1978-BUENOS-02346 dirigido por el entonces embajador de Estados Unidos en la Argentina, Raúl Castro, al secretario de Estado de los Estados Unidos, lleva fecha del 30 de marzo de 1978 y menciona como objeto «Informe sobre monjas muertas». Textualmente el documento dice:

1. A.F.P. Marzo 28 Historia recopilada en París informa que los cuerpos de dos monjas francesas (Alicia Doman y Renee Duguet) que fueron secuestradas a mediados de diciembre con otros once activistas de derechos humanos fueron identificados entre los cuerpos cerca de Bahía Blanca.

2. Buenos Aires estaba llena de ciertos rumores desde hace un mes sobre constancias del descubrimiento de un número de cadáveres llevados a la playa por vientos inusualmente fuertes a lo largo del mar atlántico en puntos cercanos a la boca del Río de la Plata unas 300-350 millas al norte de Bahía Blanca (Ver Buenos Aires 1919 para control). 3. (Sección en borrada) que estuvo tratando de rastrear estos rumores tiene información confidencial de que las monjas fueron secuestradas por agentes de seguridad argentinos y en algún momento fueron transferidas a la localidad de Junín que se encuentra cerca de 150 millas al oeste de Buenos Aires.

4. La Embajada también tiene información confidencial obtenida a través de una fuente (protegida) del gobierno argentino de que siete cuerpos fueron descubiertos hace algunas semanas en la playa atlántica cerca de Mar del Plata. De acuerdo a esta fuente, los cuerpos eran los de las dos monjas y cinco madres que desaparecieron entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977. Nuestra fuente confirma que estos individuos fueron secuestrados por miembros de las fuerzas de seguridad actuando bajo su amplio mandato contra terroristas y subversivos. La fuente además declaró que pocos individuos en el GOA estaban al tanto de esta información. 5. Esta fuente ha informado verazmente en el pasado y tenemos razones para creer que tiene conocimiento sobre cuestiones de desapariciones. La Embajada solicita que su informe sea protegido para evitar comprometer una fuente que ha probado ser útil en proveer información concerniente a individuos perdidos o desaparecidos. CASTRO.[12]

Memoria

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Cada 8 de diciembre, en la iglesia Santa Cruz, de San Cristóbal, se recuerda el aniversario de la desaparición del grupo de Madres de Plaza de Mayo, activistas de derechos humanos y las dos monjas francesas, Léonie Duquet y Alice Domon.

En el año 2000, por Ley N.º 397, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires denominó «Hermana Alice Domon y hermana Leonie Duquet» a la plazoleta ubicada en la intersección de las calles Moreto, Medina y Cajaravilla.

El 12 de abril de 2017, a partir de la realización del Acto Protocolar de Imposición de Nombre, la Escuela de Educación Secundaria N.º 2 de Paraje Pavón, distrito de General Lavalle, en la provincia de Buenos Aires, pasó a llamarse oficialmente E.E.S N.º 2 "Léonie Duquet".

Bibliografía

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  • Santangelo, Frédéric: Callar sería cobarde. Editorial Autores de Argentina, Buenos Aires, 2022. (ISBN 978-987-87-2279-5)

Véase también

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Referencias

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  1. Seoane, María (2001). El dictador. Buenos Aires: Sudamericana. ISBN 950-07-1955. 
  2. a b Clarín. «Inhumaron los restos de la monja francesa Léonie Duquet». Clarín, 25 de septiembre de 2005. Archivado desde el original el 14 de octubre de 2008. Consultado el 8 de diciembre de 2007. 
  3. La Vaca. «In memorian de Léonie Duquet». La Vaca, 27 de septiembre de 2005. Archivado desde el original el 6 de agosto de 2007. Consultado el 8 de diciembre de 2007. 
  4. El grupo completo secuestrado estaba integrado por Azucena Villaflor de Vicenti, Esther Ballestrino de Careaga, María Ponce de Bianco (las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo), las monjas Alice Domon y Léonie Duquet, y los activistas de derechos humanos Angela Auad, Remo Berardo, Horacio Elbert, José Julio Fondevilla, Eduardo Gabriel Horane, Raquel Bulit y Patricia Oviedo.
  5. a b Domingo Riorda. «Léonie Duquet, monja francesa, 28 años después». Argenpress, 31 de agosto de 2005. Archivado desde el original el 29 de noviembre de 2005. Consultado el 8 de diciembre de 2007. 
  6. a b CONADEP. «Informe Nunca Más, Capítulo II, Víctimas, E. Religiosos». CONADEP, 1985. Archivado desde el original el 10 de julio de 2002. Consultado el 8 de diciembre de 2007. 
  7. La Nación. «Vivas y con buena salud». La Nación, 15 de diciembre de 1977. Archivado desde el original el 10 de junio de 2007. Consultado el 8 de diciembre de 2007. 
  8. a b Clarín. «Tecnología, tenacidad y una muestra de sangre traída de Francia en secreto». Clarín, 30 de agosto de 2005. Archivado desde el original el 11 de febrero de 2010. Consultado el 8 de diciembre de 2007. 
  9. Clarín. «Francia entregó las pruebas con las que condenó a Astiz». Clarín, 3 de abril de 2006. Archivado desde el original el 18 de mayo de 2010. Consultado el 8 de diciembre de 2007. 
  10. Río Negro. «Por primera vez hallan cuerpos de los vuelos de la muerte». Río Negro, 9 de julio de 2005. Archivado desde el original el 13 de diciembre de 2007. Consultado el 8 de diciembre de 2007. 
  11. Jacques Chirac. «Texto completo en francés de la declaración de Jacques Chirac en la ceremonia de inhumación de los restos de la hermana Léonie». Gobierno de Francia, 25 de septiembre de 2005. Archivado desde el original el 9 de junio de 2007. Consultado el 8 de diciembre de 2007. 
  12. Castro. «Documento Secreto de la Embajada de EEUU en Argentina, Nº 1978-BUENOS-02346». Gobierno de EE. UU., 30 de marzo de 1978. Archivado desde el original el 4 de enero de 2006. Consultado el 8 de diciembre de 2007. 

Enlaces externos

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  • Clarín.com Archivado el 14 de octubre de 2008 en Wayback Machine. («Inhumaron los restos de la monja francesa Léonie Duquet», diario Clarín, 25 de septiembre de 2005).
  • Clarín.com Archivado el 11 de febrero de 2010 en Wayback Machine. («Tecnología, tenacidad y una muestra de sangre traída de Francia en secreto», diario Clarín, 30 de agosto de 2005).
  • ElOrtiba.org («Léonie y Alice: las monjas francesas», texto de Olga Wornat en el libro Mujeres de Dios).