Sherlock Holmes
Sherlock Holmes (6 de enero de 1854 - en algún momento antes de 1903 en la cascada de Reichenbach, o en 1917 muerto de una sobredosis de apitoxina[1]) es el detective más famoso de la historia. Su habilidad deductiva era del tamaño de una aguja hipodérmica para caballos y sus conocimientos en química le permitieron desarrollar toda una serie heterogénea de adicciones a opiáceos y alcaloides. Siempre iba acompañado de su buen amigo el Doctor John H. Watson, el cual, muy amablemente, le escondía la droga bajo su bombín para evitar males mayores.
Todas sus aventuras nos han llegado gracias a que su amigo doctor las fue recopilando en una libreta muy gorda. Sin embargo, en el año 1878, un joven Arthur Conan Doyle le dio muerte con su espada de descapullar demonios y se apropió de su obra, adaptándola al momento.
Biografía
Holmes nació en una familia de padres bohemios que le dieron total libertad para expresar su creatividad, siendo el menor de tres hermanos. Microsoft Holmes, su hermano mayor por siete años, fue también muy famoso y trabajó para los servicios secretos británicos y para los ministerios como archivador.
Juventud
Ya de jovencito se le notaba cierta capacidad deductiva innata. De este modo, en la Navidad de 1856 (cuando contaba aún con ábaco) dedujo que Papá Noel no existía, porque de ser así, le habría traido el juego de Quiminova y no una mierda de cubos con simpáticas letras de colores.
Durante su etapa escolar se granjeó el odio de los profesores debido a su arrogancia y sarcasmo. Así fue como con sólo cinco años acabó sus estudios elementales, pero tuvo que esperar a cumplir los catorce años para poder ingresar en el bachillerato. Allí siguió cosechando enemigos y variedades de tabaco jamaicano. En su segundo año conoció a John Watson y juntos se escondían en el desván del Colegio a fumar porros y a jugar a lo que juegan todos los niños[2].
Se gradúan en medio de una densa nube verde y separan sus caminos tras resolver un caso de unos egipcios locos que construyeron una gigantesca pirámide secreta en medio de Londres.
Holmes el detective
Holmes buscaba un piso barato donde poder arrojar su extraño sombrero de cazar gamos y donde molestar a los vecinos con sus dotes de violinista. Así fue como se reencontró con el bueno de Watson y se convirtieron en inquilinos de la señora Hudson, quien siempre sospechó de su relación (pero las libras son las libras y según sus anticuadas y estereotipadas ideas, los gays nunca se retrasaban en el pago).
Juntos se convirtieron en la pareja de detectives más famosa del mundo. Reyes, ministros y hombres de negocios de la más alta condición acudían a ellos para solucionar sus intrincados enredos. Sin embargo, a Holmes no le interesaba en lo más absoluto el dinero, él prefiría un buen caso enrevesado, aunque no estuviera bien pagado. De todos modos, el precio de un quilogramo de cocaína pura de la época no superaba el precio de uno de azúcar.
Muerte
James Moriarty. El archienemigo de Holmes. Eran como el agua y el aceite, la borrachera y la resaca. Se conocieron en un reality show sobre genios del crimen. Llegaron a la final y fueron descalificados por pegarse en la última prueba, declarándose ganador a Arsène Lupin.
Desde entonces se guardaron un odio sempiterno. La tensión entre ambos fue aumentando hasta que se citaron en una cascada en Alemania donde Moriarty le confesó que estaba harto de vivir así y estaba decidido a cambiar y a entregarse a las autoridades del Reino Unido. Holmes, emocionado, decidió abrazarle para sellar la paz, pero en el último instante le empujó traicioneramente. Mientras caía Moriarty, su cara revelaba una sonrisa inquietante. Holmes se dio cuenta tarde de que mientras estaban abrazados le había atado una cuerda con una piedra en el tobillo izquierdo (su tobillo malo que tantos problemas le había dado). Un final bien merecido.
Resurrección
Años más tarde, se descubrió que Holmes había permanecido de retiro espiritual en una casa de opio de Whitechappel. Allí vivió una revelación que le indujo a hacer cosas extrañas, pero al volver a la vida pública lo había olvidado todo y continuó resolviendo casos. De hecho, aunque Jack el Destripador hacía ya mucho tiempo que no actuaba (precisamente justo cuando volvió cesaron los asesinatos), el detective siguió con sumo interés los pormenores del caso. Utilizando su poderosa deducción concluyó que Jack era un filipino que fumaba tabaco de Madagascar, medía entre un metro y dos metros, se afeitaba con una cuchilla marca Spencer & Wayne, tartamudeaba al escribir y sufría de una ligera cojera en la pierna izquierda.
De este modo vivió feliz, y sus últimos días los dedicó a la apicultura. ¿Dónde podía estar mejor que rodeado de bichitos con aguijones?
Reencarnación
Antes de morir por segunda vez, logra deducir una fórmula para regresar a la vida a través del estudio de abejas y moscas encerradas en un tubo de cristal (involucraba un excusado, un electrodo, el primer control remoto, un gran presupuesto, un set de televisión y la firma de Vicente Fox), pero murió de un shock cuando su buen amigo Watson liberó a las abejas de su tubo en un acto de compasión. Afortunadamente, su plan cobró exito en 2004, cuando David Shore, un poderoso iniciado en la religión Pastafariana, descubrió en una carniceria que el papel de embalar que usaban era en realidad el apunte de esta fórmula y cómo usarla para que el gran idolo de este pudiera revivir intentando ocultar su identidad bajo el nombre de Gregorio Casas, alias Dr. House, sustituyendo el mal visto uso de la cocaína por el menos conocido vicodín, y agregándole llamitas a su bastón para que pareciera que andaba más rápido. Aunque no conforme con eso, y debido a su falta de amigos, ya en vida, el famoso detective reconvertido en doctor decidió usar lo restante de su ya perdida fórmula en revivir a su amigo el Dr. Watson, poniéndole el sobrenombre de James Wilson. Despues de un emotivo reencuentro, deciden que lo mejor será irse a vivir a los Esteits, donde ya estaba permitido el matrimonio homosexual. Ahí deciden alquilar simbolicamente el mismo número de apartamento que tenían en Baker Street. Sin embargo, debido a la inconstancia de Wilson (que es Watson, ¿recuerdan?) y los pequeños problemas psicológicos de House, decidieron tomar caminos diferentes en sus vidas.
Segunda reencarnación
En 2009 se reencarnó como alguien llamado igual que él y se dedica a buscar de alquiler en el piso que tenía. Este piso era de la nieta de la señora Hudson, también apellidada Hudson.
Encuentra a Watson, que vuelve de Afganistán de luchar en infantería, y le propone que esté de realquilado.
¿Real o falso?
Mucha gente cree erróneamente que Holmes es un personaje de ficción. Nada más lejos de la realidad: es tan real como Guillermo Tell o Jebús.
El mito de que es un personaje inventado por la mente de Conan Doyle nace de la creencia popular de que la vida de este personaje se circunscribe a las hojas de las novelas y relatos que narran sus andanzas. Se sabe de buena fuente que el detective llevaba una doble vida, en la cual se llamaba Joseph Bell y era profesor de medicina de Conan Doyle (y de otros tantos). Se dedicaba en su tiempo libre a ayudar a la policía resolviendo inumerables casos. Su capacidad extraordinaria para descubrir lo inimaginable había dejado perplejo al joven alumno, hasta que un dia, entusiasmado, siguió al profesor a su casa descubriendo así la incómoda verdad (y la aún mas incómoda posición de la señora Hudson), por lo que, traumatizado, decidió robar de improviso la colección de hojas del Dr. Watson, mientras Holmes seguía ocupado con la señora Hudson. Años después (así como en las piúcalas) las publicó utilizando su propio nombre y ocultando el pasado incómodo que le atormentaba tanto.
Jospeh Bell (o Holmes... o House) se sintió muy halagado y utilizaba, siempre que tenía oportunidad, una carta que le escribió su ex-alumno reconociendo este hecho para poder ligar (aunque los expertos no han descifrado el asunto de la doble vida, del robo de las hojas, de la inocente fiesta en que lo vió con la señora Hudson, o algún otro asunto).
Casos más famosos
El caso de los seis Napoleones
En esta ocasión Sherlock tuvo que investigar a seis tipos que se creían Napoleón y habían escapado de una cárcel parisina. Por alguna razón acabaron en Inglaterra cometiendo actos de vandalismo, como destruir bustos de líderes franceses o escribir insultos en enciclopedias en línea.
El caso de los muñecos danzantes
Sherlock investiga un caso en que una mujer recibe mensajes codificados como dibujos de hombrecitos con banderitas en las manos. Al final, Sherlock descodifica el mensaje, que resulta ser un libro de misterio sobre un detective británico; la mujer vende la novela y gana millones.boberia
Habilidades
- Habilidad CSI
Como buen investigador, Holmes poseía una visión de veinte aumentos, siendo capaz de detectar motas de polvo a 100 metros de distancia.
—Deje de leer el periódico por un momento y atienda. ¿Qué es esta pelusilla que me sale del ombligo, Watson?
—Es el algodón que se introdujo ayer pensando que impediría que las hormigas salieran por su ombligo mientras sufría un síndrome de abstinencia brutal en pleno Delirium Tremens.
—Muy interesante... ¡Ah! Por cierto, ¿hay esta tarde alguna función de teatro interesante?
- Misogínia grado cinco
Desde pequeño, Holmes se vestía de mujer. Como consecuencia de esto, era incapaz de mantener relaciones personales con las mujeres y se limitaba a observar a la Señora Hudson a hurtadillas.
—Señor Holmes, me siento muy defraudada con usted.
—¿A qué se debe eso, Señora Hudson? ¡No me diga que ya ha descubierto el agujero que practiqué en su alcoba!
—¿Qué? ¿Cómo? ¡No me lo puedo creer! ¡Qué impropio de usted! Si lo llego a saber, me hubiera maquillado más a menudo.
- Violación
Armado de su violín, era capaz de torturar con sus notas a los mismísimos sordos. Grabaciones de sus interpretaciones fueron usadas por el ejército de Su Graciosa Majestad en algunos interrogatorios. Sin embargo, en la Sociedad de Naciones y en la Convención de Ginebra se decidió considerarlas armas prohibidas, y hoy en día son usadas por la Real Sociedad Británica Protectora de Focas como reclamo sexual para cazarlas por su valiosa piel.
—Watson, ¿a dónde se dirige con tanta prisa?
—Discúlpeme Holmes, he quedado para tomar un té con una foca, y ya sabe cómo son con respecto a la impuntualidad.
Poema dedicado a Holmes
Es un detective de lo más singular,
sigue cualquier pista, hasta dar en el clavo.
Sherlock Holmes es el único y genial.
Sherlock Holmes como él no hay otro igual.
Con su lupa, con su pipa y su gabán
es inconfundible, el terror de los gatos.
Sherlock Holmes es el único y genial.
Sherlock Holmes como él no hay otro igual.
Nadie más tiene olfato para dar con el ladrón
o atrapar a un malvado criminal.
Al caso más difícil puede dar la solución,
pregunta, investiga, es astuto y sagaz.
¡Yuuu!
Es un detective de lo más singular
sigue cualquier pista, hasta dar en el clavo
Sherlock Holmes es el único y genial
Sherlock Holmes como él no hay otro igual.
Watson le acompaña donde quiera que va.
Es su amigo y su ayudante, siempre a su lado.
Poema dedicado a Holmes 2
Un detective muy capaz,
un joven con una misión.
Un muchacho muy audaz,
de él se trata esta canción.
Nadie le podra engañar,
su genio no se puede dudar.
Este chico comprobará,
que el crimen nunca pagará.
En este mundo de sombra y de luz,
la verdad se logra ocultar,
pero siempre suele llegar
alguien que no la deja de buscar. (bis)
Que no la deja de buscar...
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