Si
este discurso parece demasiado largo para ser leído
de una vez, puede dividirse en seis partes: en la primera
se hallarán diferentes consideraciones acerca
de las ciencias; en la segunda, las reglas principales
del método que el autor ha buscado; en la tercera,
algunas otras de moral que ha podido sacar de aquel
método; en la cuarta, las razones con que prueba
la existencia de Dios y del alma humana, que son los
fundamentos de su metafísica; en la quinta, el
orden de las cuestiones de física, que ha investigado
y, en particular, la explicación del movimiento
del corazón y de algunas otras dificultades que
atañen a la medicina, y también la diferencia
que hay entre nuestra alma y la de los animales; y en
la última, las cosas que cree necesarias para
llegar, en la investigación de la naturaleza,
más allá de donde él ha llegado,
y las razones que le han impulsado a escribir.