Las cuencas del Área Metropolitana de Buenos
Aires
En la Región Metropolitana Bonaerense se destacan claramente
tres cursos principales, que corresponden a los ríos Luján,
Reconquista y Matanza-Riachuelo, a partir de los cuales se estructura
la mayor parte del
drenaje regional y una serie de ríos y arroyos de menor magnitud.
Todos los ríos del área pertenecen a la Cuenca del Plata, sin
embargo para realizar análisis de mayor detalle, es necesario reconocer
las áreas de influencia de cada uno ellos, por lo que se describe
el comportamiento de las principales cuencas
De Norte a Sur, las cuencas de los ríos que discurren por la región
que abarca el AABA, corresponden a:
- Cuenca del Río Luján
- Cuenca del Río Reconquista
- Cuencas de arroyos con afluencia directa al Río de la Plata
- Las
cuencas de los arroyos que cruzan la Ciudad de Buenos Aires
son:
- - - - Arroyo
Medrano (18 Km² en CBA y 35,5 Km² en
Provincia)
- - - - Arroyo Vega (17 Km² en
CBA)
- - - - Arroyo Maldonado (50 Km² en CBA
y 46 Km² en Provincia)
- - - - Radio Antiguo (23,5 Km² en
CBA)
- Cuenca del Matanza-Riachuelo. En la
CBA (Cildañez,
Erezcano, Ochoa, Elia) y en la provincia, sus afluentes principales son el
Ao. Las Orquídeas y el Ao. del Rey-Falucho.
- Cuencas de arroyos con afluencia directa al Río
de la Plata por el Sur de la CBA, tales como Ao. Sarandí, el Ao. Santo
Domingo, el Ao. el Ao. San Francisco, el Ao. Jiménez y
Ao. Quilmes.
La mayor parte de estos ríos se encuentran muy modificados
y particularmente en la Ciudad de Buenos Aires el sistema de drenaje original,
compuesto por los arroyos que lo atravesaban ha sido totalmente sustituido
por los emisarios y conductos secundarios entubados, enterrados y tapados.
Aun es posible reconocer su trazado original en las calles que son diagonales
o zigzagueantes o que tienen bulevares y se apartan del diseño de damero
característico de la ciudad o en ciertos desniveles topográficos.
Por lo tanto actualmente el drenaje se compone de un sistema
primario, que está constituido por las calles por donde primero escurre
el agua de las precipitaciones y un sistema secundario formado por estos conductos,
con una vinculación que se establece a través de los sumideros
y los nexos que los conectan a los secundarios.
La ciudad tuvo un primer plan de drenaje urbano posterior
a la epidemia de fiebre amarilla, ocurrido hacia fines del siglo XIX, que
diezmó una parte importante de la población. En esos años
se proyectó y comenzó la construcción del sistema pluvio-cloacal
que aún hoy presta el servicio en el Radio Antiguo, y que concluyó
hacia 1910.
En la segunda década del siglo XX se proyectaron los
sistemas de drenaje, separando el drenaje pluvial del cloacal, para las cuencas
del Medrano, Vega y Maldonado (70% del área urbana) obras que se terminaron
en la década de 1940.