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Friday, December 27, 2013
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Inmigración Ucrania a la República Argentina

Hago mía las palabras del Padre Dr. Luis Glinka(1) cuando nos enseña que “De todas las nacionalidades que forman la inmigración europea hacia la República Argentina, la ucrania es quizás la única que no figura en el Registro Nacional de Inmigración. Es que. en vísperas de la segunda mitad del siglo XIX, Ucrania había perdido su independencia, y la recuperó recién en la última década del siglo XX; por lo tanto, los ucranios que emigraban en esa época de su país lo hacían provistos de pasaportes austro-húngaros. rusos o polacos, y su nacionalidad fue contundida con la ciudadanía que figuraba en los pasaportes. Solamente con respecto a la confesión religiosa, ésta figuraba correctamente en sus certificados de nacimiento y bautismo; podía ser católica (denominada greco-católica), ortodoxa o evangelista bautista. El clero católico argentino, y especialmente sus autoridades eclesiásticas, se encontraron con que la mayoría de los inmigrantes ucranios de aquella época, aunque se declaraban católicos, obedientes a la sede de San Pedro, practicaban un rito religioso diferente, basado en la espiritualidad, tradiciones y cultura bizantina y ucrania”.

Hago mía las palabras del Padre Dr. Luis Glinka(1) cuando nos enseña que “De todas las nacionalidades que forman la inmigración europea hacia la República Argentina, la ucrania es quizás la única que no figura en el Registro Nacional de Inmigración. Es que. en vísperas de la segunda mitad del siglo XIX, Ucrania había perdido su independencia, y la recuperó recién en la última década del siglo XX; por lo tanto, los ucranios que emigraban en esa época de su país lo hacían provistos de pasaportes austro-húngaros. rusos o polacos, y su nacionalidad fue contundida con la ciudadanía que figuraba en los pasaportes. Solamente con respecto a la confesión religiosa, ésta figuraba correctamente en sus certificados de nacimiento y bautismo; podía ser católica (denominada greco-católica), ortodoxa o evangelista bautista. El clero católico argentino, y especialmente sus autoridades eclesiásticas, se encontraron con que la mayoría de los inmigrantes ucranios de aquella época, aunque se declaraban católicos, obedientes a la sede de San Pedro, practicaban un rito religioso diferente, basado en la espiritualidad, tradiciones y cultura bizantina y ucrania”.

“Así comenzó a escribirse la historia de la colectividad y de su integración en la sociedad argentina. Con su llegada, el Gobierno argentino les cedió espacio libre para su radicación, y ellos, con su tenaz laboriosidad, honestidad y profunda fe religiosa, sin contar con la ayuda de sus representaciones diplomáticas u otras instituciones, tal como se daba en el caso de otras nacionalidades, lograron progresar económica y socialmente. Las dificultades políticas, socioeconómicas y religiosas en Ucrania promovían el éxodo de continuos contingentes de emigrantes ucranios, quienes, en el curso de los últimos cien años, salvo algunos altibajos, arribaban a este país buscando la libertad, el derecho al trabajo y el respeto a su dignidad humana”.

“A pesar del progreso económico, que con el trabajo sacrificado supieron forjarse, los inmigrantes ucranios y sus descendientes no se olvidaban de su patria sojuzgada. ni de sus hermanos involucrados en la lucha desigual por su liberación. Solidarizándose con los que luchaban en la patria, hacían todo lo posible para mantener su identidad nacional, conservando sus costumbres milenarias y su riqueza cultural y religiosa. Con este propósito creaban sus centros socio culturales y religiosos, desarrollaban su arte, literatura y ciencia, para difundir información veraz sobre Ucrania, su población y su lucha centenaria por su autodeterminación”.

Como señala el Padre Glinka, los primeros inmigrantes eran identificados oficialmente en base al pasaporte que exhibían al ingresar a la Argentina (Polaco, Ruso, Húngaro, etc.), pero una vez instalados, rápidamente se agrupaban y eran reconocidos por el idioma que hablaban, la religión que practicaban, las vestimentas que usaban y los preceptos en la educación de sus hijos. Como Galitzianos y rutenos se reconocían a los ucranianos que hablaban su idioma y practicaban la religión católica bizantina u ortodoxa autocéfala.


La inmigración regular de ucranios a la República Argentina comienza en el Siglo XIX. Los primeros inmigrantes se radicaron en la en la Capital Federal, en la Provincia de Buenos Aires básicamente el la ciudad de Berisso, en la Provincia de Misiones y luego en el resto del país, principalmente en las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa, Mendoza y Río Negro.

Si bien la fecha del 27 de agosto de 1897 ha sido aceptada pacíficamente como día consagrado a conmemorar el primer asentamiento de nacionales ucranios en la República Argentina y que se acepta a la Ciudad de Apóstoles, Provincia de Misiones, como el lugar donde los primeros inmigrantes ucranios venidos a este país se afincaron definitivamente, existen registros de la presencia de eslavos es distintos puntos del país e inclusive integrando las fuerzas armadas(3), desde muchos años antes, lo que autoriza a presumir que entre ellos había personas pertenecientes a este origen.

Antes de esa fecha, existen registros en Capital Federal y en el Gran Buenos Aires, sobre la presencia de inmigrantes procedentes de Ucrania Occidental y que durante el primer semestre del año 1897, habían ingresado a nuestro país 456 personas de esa procedencia.

La corriente inmigratoria de origen ucraniana, casi en coincidencia con las estadísticas mostradas precedentemente, la podemos dividir en por lo menos cuatro diferentes etapas:

La primera comprende el período 1897-1914; la segunda desde 1921 a 1939 ; la tercera desde 1946 a 1955 y la última esta produciéndose en la actualidad desde 1991.

En el transcurso de todos estos años llegaron a la Argentina mas de 80 mil ucranios. Se calcula que entre inmigrantes y sus descendientes, la colectividad en la República Argentina supera las 300.000 personas.


La inmigración de 1897 a 1914

La mayoría de los inmigrantes del primer periodo (1897 a 1914) eran agricultores.

Emigraban de Ucrania familias completas: padres, hijos, abuelos y hermanos, que cargaban en sus maletas la determinación de trabajar la tierra, para lo cual portaban herramientas de labranza agraria y semillas.

Algunos pocos se quedaron en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, otros se trasladaron a Berisso y la Plata, pero la mayoría se dirigió al interior del país para radicase en el sector agrario.

Muchos de ellos fueron tentados por las facilidades que se les ofrecía Don Juan José Lanusse, nombrado en 1896 Gobernador del recientemente creado Territorio Nacional de Misiones, quien convocaba a los inmigrantes a un trabajo duro pero en una “tierra promisoria” y ofrecía ayuda de su gobierno, a quienes se radicaran en ella.

Cuenta la historia, que el primer grupo partió de la ciudad de Buenos Aires en barco por el Río Paraná hasta la ciudad de Posadas Misiones y, desde allí, en carretones facilitados por Lanusse, llegaron el 27 de agosto de 1897 hasta el lugar donde hoy se erige la ciudad de Apóstoles y se radicaron definitivamente.
La tierra colorada fue pródiga con aquellos que la trabajaban y no pasó mucho tiempo hasta que nuevas oleadas de “paisanos” llegarán no solamente desde Ucrania sino también desde Brasil.

Los registros anotan que desde 1898 a 1903 arribaron a Apóstoles aproximadamente 4.250 ucranianos. Estos nuevos inmigrantes se iban radicando en Apóstoles y en los Departamentos cercanos como Azara, San José, Bonpland, Concepción, Cerro Colorado, San Ignacio, etc.

La inmigración de 1922-1939

En la oleada inmigratoria de los años 1922-1939, además de familias, venían también personas solas, cuyo objetivo principal era ganar algún dinero y volver a su país natal.

Si bien los campesinos seguían siendo los mas numerosos, se podían encontrar también obreros, excombatientes de la guerra finalizada en 1918, técnicos y profesionales.

El final de la Primera Guerra Mundial (1914/1918) provocó el desmembramiento de los imperios Ruso y Austro-Húngaro. Estos últimos admitieron esta nueva realidad y toleraron el surgimiento de otros estados.

En cambio los rusos iniciaron una guerra de recuperación de los territorios independizados, entre ellos Finlandia (que logro mantener su independencia), Letonia, Lituania, Estonia y Ucrania, que se habían declarado independiente y creado de la República de Ucrania el 22 de enero de 1918. Al sistema monárquico de los Zares lo sucedió el Imperio Multinacional Comunista Soviético.

La persecución política y religiosa y la inhumana colectivización masiva y obligatoria, que provocó, durante los años 1932-1933, más de 7 millones de campesinos muertos por una hambruna planificada, avivaron fuertes corrientes de emigración hacia occidente con el objetivo de escapar de esta opresión salvaje.

Muchas familias ucranias que políticamente rechazaban el régimen comunista soviético fueron deportadas masivamente a Siberia. Se estima que esta migración forzosa superó los 10 millones de personas.

Los ucranios de esta ola migratoria que se dirigieron a la Argentina, se radicaron en menor medida en la Capital Federal y sus alrededores y Misiones.

Muchos de ellos se afincaron en las provincias argentinas de Buenos Aires (Berisso, Verónica y Punta Indio), Chaco (Las Breñas, Sáenz Peña y San Bernardo), Formosa (El Colorado), Córdoba (Alta Gracia), Mendoza (Bowen) y pequeños contingentes en Río Negro y Chubut (El Bolsón y El Hoyo).

Parte de estos inmigrantes que tenían como destino la provincia de Misiones se radicaron en el vecino Paraguay.

La inmigración de 1946-1955

la inmigración de los años 1946-1950 fue la mas heterogénea desde el punto de vista social.

Los campesinos eran la minoría, el grueso estaba compuesto por obreros especializados, comerciantes, artesanos, escritores, pintores, escultores, científicos y profesionales universitarios.

La mayoría de ellos eran refugiados políticos que escapaban de los soviéticos cuando avanzaban sobre Alemania, excombatientes de unidades ucranias insurgentes y ex prisioneros de guerra que no podían permanecer en Ucrania por temor a las represalias.

La mayoría se radicó en la Capital Federal, el Gran Buenos Aires, Berisso, La Plata y la ciudad de Córdoba.

Muchos de ellos llegaron a la Argentina con la esperanza de que pronto se producirían cambios en la madre patria y podrían regresar a sus hogares.

La crisis económica de 1952-1953 y la inestabilidad política de Argentina, acompañada de una profusa propaganda entre los inmigrantes ucranios sobre la nuevas alternativas prodigiosas del comunismo y de un sistema social justo y las promesas de facilidades generosas a los que regresen a la “madre patria soviética”, favoreció una corriente de retorno al origen de muchos de los recientes inmigrantes.

Otros que no creyeron en el “paraíso comunista” emigraron de la Argentina principalmente hacia Estados Unidos y Canadá.

En este período también hubo una fuerte corriente de inmigración de ucranios y sus descendientes provenientes de la vecina República del Paraguay que buscaban en una salida a la fuerte crisis por la que atravesaba el país vecino.


La inmigración desde 1991 a la actualidad

En el año 1991 se produce definitivamente el desmoronamiento del bloque soviético y las repúblicas que conformaban la exURSS se separaron buscando nuevamente su propio destino.

Ucrania, por segunda vez durante el Siglo XX, declaró su independencia el 24 de agosto de 1991. El plebiscito convocado al efecto, ratifico, con el 92% de los votos a favor, ese este acto de soberanía nacional.

La separación de un bloque de economía centralmente planificada a un Estado que pretendía instaurar la economía de mercado de corte occidental europeo, provocó una profunda crisis económica, política y cultural, que originó una fuerte corriente emigratoria principalmente hacia occidente.

Sobre la corriente de inmigración ucrania hacia la Argentina, que esta ocurriendo en estos últimos años, no hay información sistematizado, pero se puede notar que muchos de ellos son personas con alto grado de preparación técnica, profesional y artística y que el medio ambiente preferido para radicarse son los centros urbanos.



La inmigración ucrania y sus descendientes

La cantidad de inmigrantes y sus descendientes residentes en la Republica Argentina se estima en 305.000 habitantes aproximadamente.

En el siguiente cuadro se puede apreciar la metodología empleada para lograr dicha estimación:


Los inmigrantes y sus descendientes


Períodos Inmigrantes radicados % anual de crecimiento vegetativo Cantidad de emigrantes y descendientes
1897-1914 14.000 2.8 172.000
1920-1939 55.000 1.3 121.000
1946-1960 6.000 1.0 9.000
1994-1997 3.000 0.0 3.000
Total 78.000 305.000

Fuente: Indec-Censo Nacional de Población y vivienda(4)


A continuación podremos ver la localización de los inmigrantes ucranios y sus descendientes distribuidos de acuerdo a la localización geográfica en la República Argentina.


Localización geográfica de los ucranios
y sus descendientes


Localización geográfica Cantidad ( miles) % distribución
Capital Federal y
Provincia de Buenos Aires 150.0 50.0
Provincias de
Misiones 75.0 25.0
Chaco 33.0 11.0
Mendoza 15.0 5.0
Corrientes 6.0 2.0
Formosa 4.5 1.5
R. Negro y Chubut 4.5 1.5
Otras Provincias 12.0 4.0
Total 300 100.0

Fuente: Felix Luna. Perón y su tiempo. Buenos Aires Sudamericana 1993. Pág. 662(4)

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Date Posted: 3/2/2008
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