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Subdirección General de los Archivos Estatales
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El Archivo General de Indias se creó en 1785 con el propósito de reunir en un solo centro la documentación indiana que, hasta ese momento, estaba dispersa en varias ubicaciones: Simancas, Madrid, Sevilla y Cádiz. El proyecto fue impulsado por el secretario de Indias, José de Gálvez y ejecutado por Juan Bautista Muñoz, cosmógrafo mayor de Indias.
El lugar elegido para albergar este proyecto fue la Casa Lonja de Sevilla, un edificio herreriano en el corazón de la ciudad de Sevilla que había cumplido diversas funciones en sus dos siglos de existencia. La Casa Lonja fue proyectada por Felipe II para albergar al Consulado de Cargadores a Indias, un propósito que cumplió hasta 1717, cuando, con el traslado de la actividad comercial a Cádiz, el edificio se convirtió en sede de la Diputación del Consulado hasta su extinción en 1784 cuando se convirtió en sede del flamante Archivo General de Indias. Durante casi un siglo el centro archivístico compartió espacio con instituciones vinculadas al comercio, primero, con el Consulado Terrestre y Marítimo y con la Junta de Obras del Puerto y Río Guadalquivir y la Cámara de Comercio. Lo cierto es que durante estos años, el archivo fue tratando de ganar espacio frente a estas instituciones, para poder custodiar en las mejores condiciones posibles la rica documentación indiana.
Los investigadores que acudían al archivo pudieron disfrutar de este entorno privilegiado mientras trabajaban con la documentación indiana. En el periodo que abarca el presente proyecto fueron testigos, además, de diversas mejoras y reformas encaminadas a hacer más fácil la vida de los archiveros de la institución, así como de los propios investigadores.
En el año 1956 el Boletín de la Dirección General de Archivos y Museos (Año V, nº XXXVIII, junio- agosto) se hacía eco de las mejoras que se habían llevado a cabo en el archivo y, muy especialmente, en la sala de investigadores. Para aumentar su capacidad, se hizo uso de las dos galerías contiguas a la sala para tener más puestos de lectura. Así, se señalaba como se había dotado al espacio de unas diez mesas que aumentaban en un 80 % la capacidad de la sala de investigadores. Otro de los aspectos que se cuidó especialmente fue el aislamiento de la sala de investigadores de la sala donde trabajaban los copistas, con el fin de que el ruido de las máquinas de escribir no fuera una molestia para aquellos.
En la inauguración, el investigador venezolano Hermano Nectario María dirigió unas palabras de agradecimiento al gobierno español por estas mejoras.
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