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Críticos recordaron que la exconcejala se enfrentó a las directrices del Centro Democrático, partido del hoy gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón.
Luego de conocerse la llegada de la exconcejala de Medellín María Paulina Aguinaga a la Empresa de Vivienda de Antioquia (Viva) ella decidió renunciar a su vinculación como apoyo de la gerencia general en la gestión de proyectos.
Horas antes de conocerse su renuncia, Aguinaga defendió su designación y le dijo a EL COLOMBIANO que el Estatuto General de Contratación Pública contiene un régimen exceptuado que incluye a las empresas industriales y comerciales como Viva. “Los contratos de prestación de servicios profesionales se pueden realizar bajo la modalidad de contratación directa como lo hacen todas las entidades de este tipo”, apuntó.
Frente a la polémica desatada por su nombramiento y de la que se han aprovechado algunos detractores de ella, Aguinaga señaló que esta es una descalificación baja con el manipulado argumento de señalarla de quinterista.
“Hablando de quinteristas, el concejal Sebastián: 1. Aprobó las facultades a Quintero para crear mas burocracia lo que le sirvió para crear la Secretaria de la No Violencia para Upegui. Yo voté negativo con argumentos. 2. Viajó a México con viáticos pagos por EPM en la administración de Quintero y no publicó informe de su visita. Yo también fui invitada y no viaje 3. Apoyó la compra de Afinia, yo por el contrario, en enero de 2020 le envié carta a Quintero oponiéndome a la compra de Afinia con argumentos. Además, mi hoja de vida no tiene tacha y el Centro Democrático tuvo que revocar todas las actuaciones en mi contra porque estaban violando mis derechos como mujer”, apuntó.
Respecto a la idoneidad referida a la formación y experiencia en su hoja de vida, Aguinaga puntualizó que en ella consta su formación académica con maestría en Estados Unidos en Desarrollo Económico convalidada en Colombia, su premio Delta de Economía otorgado por la Universidad de San Francisco y su coautoría en publicaciones académicas en Estados Unidos.
“Mi experiencia incluye trabajo en la ONU, con el Banco Mundial en temas de políticas publicas en África, investigadora académica y más de seis años como concejala de Medellín”, puntualizó.
Sin embargo, pese a esta férrea defensa hecha a su nombramiento, EL COLOMBIANO conoció que Aguinaga declinó de su vínculo con Viva.
La polémica
Este miércoles se conoció temprano que la exconcejala Aguinaga terminó vinculada como contratista de la Empresa de Vivienda de Antioquia Viva, entidad manejada por el exalcalde de Rionegro Rodrigo Hernández, uno de los principales aliados del gobernador Andrés Julián Rendón.
El nombramiento no tendría nada de particular si no fuera porque Aguinaga –pese a haber sido militante del Centro Democrático, mismo partido por el que Rendón llegó al poder– se caracterizó en su último período en el Concejo de Medellín por ser una férrea opositora a los mandatos de su partido dirigido por el expresidente y exsenador Álvaro Uribe Vélez.
De hecho, los rifirrafes entre Aguinaga y su antigua colectividad llegaron al punto más alto tras la polémica del famoso Pacto de Chuscalito. Además, tuvo que ser la justicia la que dirimiera si tras su renuncia al partido todavía tenía voz y voto en el Concejo, situación que debilitó a la -en ese entonces- bancada opositora de la administración de Daniel Quintero.
Cabe recordar que Aguinaga decidió desligarse completamente de este partido de derecha y “quemar los puentes” con esta colectividad. Decidió lanzarse de manera independiente como candidata a la Alcaldía de Medellín, obteniendo cerca de 13.000 votos, ocupando el cuarto lugar en las elecciones de 2023.
Pese a que en el imaginario de varios de los más fervientes seguidores del uribismo Aguinaga es calificada como una “traidora”, terminó enganchada justamente en la gobernación que es dirigida por una de las principales figuras del Centro Democrático en el departamento.
Según pudo conocer EL COLOMBIANO, Aguinaga se desempeñaba desde el pasado 31 de mayo como profesional de apoyo de la Gerencia General en la gestión de proyectos, planeación, análisis, implementación, articulación y acompañamiento a los procesos misionales de Viva.
El contrato, que tenía un valor de $84 millones, fue realizado de manera directa y tenía una duración de siete meses. Es decir que Aguinaga esperaba ganarse cerca de $12 millones mensuales.