MOTOR
Especial Vehículo de Ocasión

Trucos para evitar que nos venden gato por liebre cuando compramos un coche de segunda mano

La legislación ha reducido los riesgos que asumen quienes adquieren un coche de ocasión. Pero no hay que bajar la guardia: usemos todos los medios a nuestro alcance para conocer el estado real de cada vehículo.

Trucos para evitar que nos venden gato por liebre cuando compramos un coche de segunda mano
DC Studio
Actualizado

Históricamente, la compra de coches de ocasión no ha gozado de muy buena fama en España. Entre otras cosas, porque se consideraba que era poco menos que jugar a la ruleta rusa, dadas las escasas garantías de las que disfrutaban los compradores. Para poner fin a esa situación se aprobó el Real Decreto-Ley 7/2021, en vigor desde enero de 2022.

Aquella norma aspiraba a ser revolucionaria, ya que ampliaba la garantía de los vehículos de ocasión de seis meses a un año cuando el vendedor era un particular y de un año a dos cuando era un profesional. Esta garantía debía cubrir la reparación de los llamados vicios ocultos, es decir, las averías que el vendedor hubiera ocultado al comprador.

El cambio era sustancial, porque antes era el comprador el que debía demostrar que un fallo tenía su origen en algún problema anterior a la compra, mientras que ahora la responsabilidad de las reparaciones durante el plazo establecido recaía en el vendedor. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica, que demuestra que la ley ha tenido un efecto bastante positivo, pero no tanto como el que esperaban los legisladores.

En casos de desacuerdo respecto a quién se hace cargo de una avería, la teoría dice que se debe acudir a los tribunales, y eso es algo costoso que la mayoría de la gente trata de evitar a toda costa (especialmente, cuando no se tiene claro que te vayan a dar la razón). Pero sí es cierto que la nueva legislación ha reducido los engaños en las ventas de vehículos de ocasión entre particulares.

Seguir todas las pistas

Una cosa es que se mienta menos y otra distinta es que ya no se mienta nada (algo extensible tanto a particulares como a algunos compraventas y concesionarios sin escrúpulos, afortunadamente, la inmensa minoría). Por tanto, la primera misión del comprador debe ser la de adoptar el rol de detective y detectar cualquier grieta en la información recibida.

La primera forma de hacerlo es lograr la mayor cantidad de datos posible respecto a la vida del vehículo, lo que implica preguntar qué uso ha tenido, por cuántas manos ha pasado, si se ha utilizado para trabajar o de forma ocasional... Todo esto es útil para hacer las primeras cribas, porque habrá quien nos diga que el coche siempre ha dormido en garaje, que sólo ha tenido un dueño y que casi todos los kilómetros se le han hecho en autovía. Cuando confluyen estas tres respuestas, sospechoso.

Una de las mayores ventajas del mundo digital es que buena parte de esta labor de investigación inicial podemos hacerla desde casa gracias a internet: mirando vehículos, hablando con sus dueños y descartando chollos sospechosos sin tener que ir a verlos en persona.

Cuando por fin hayamos reducido la búsqueda a cuatro o cinco modelos cuyos precios y kilometraje nos encajen, pasaremos a la segunda fase de la investigación, más sofisticada y en la que tendremos que rascarnos un poco el bolsillo. Lo bueno es que tampoco tendremos que movernos del sofá, pues bastará con acudir a la web de la DGT para consultar los informes de los vehículos en cuestión. Será necesario introducir su matrícula y optar inicialmente por el informe abreviado, que es gratis y nos dice cuándo se matriculó el coche en España y si existe algún impedimento para su transferencia.

El informe completo, mucho más detallado

Si con ese informe no encontramos nada raro (que es lo más probable), pasaremos al completo, que es el más recomendable y sólo nos costará 8,67 euros. Merece la pena pagarlos, porque nos permitirá saber si muchas de las cosas que nos han contado son ciertas: dónde está matriculado el vehículo y a nombre de quién, cuántos dueños ha tenido y cuánto tiempo ha pasado con cada uno de ellos, con cuántos kilómetros ha acudido a las revisiones de la ITV, qué resultado ha obtenido en cada una de ellas y, si ha sido desfavorable, por cuál motivo... En definitiva, oro puro para hacerse una idea mucho más precisa de la vida que ha tenido el coche y para descartar a los posibles embusteros.

Si hay suerte y lo que nos han contado coincide con lo que nos dicen esos informes, pasaremos a la última fase: conocer con el mayor detalle posible el estado del coche en términos de mecánica. Y ahí existen varias opciones, unas gratis y otras no. Si el vendedor no pone inconvenientes, será muy buena señal. Una opción es revisar nosotros mismos si hay fugas de líquidos, humos sospechosos, ruidos raros o piezas oxidadas, aunque será mucho mejor que lo haga alguien que sepa. Si conocemos a un mecánico de confianza nos saldrá gratis y si no es el caso tendremos que pagar.

Hay bastantes talleres que ofrecen revisiones precompra, de aproximadamente una hora de duración y a unos precios de entre 50 y 150 euros. Es muy recomendable pagarlos, porque descubrirán todo lo que nosotros no hemos visto (estado del sistema de amortiguación, de la caja de cambios o del embrague, si hay golpes importantes en la estructura, etc.) y además accederán a la información guardada en la centralita del vehículo con sus máquinas de diagnosis. También nos dirán si el desgaste de las piezas es el normal para el kilometraje que indica el coche, evitando así el temido afeitado de kilómetros.