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PASO A PASO, EL PLAN Y EL ROBO DE BANREPÚBLICA

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PASO A PASO, EL PLAN Y EL ROBO DE BANREPÚBLICA

El juicio más corto en la historia de Colombia será probablemente el que la justicia realice contra los tenientes de la Policía Juan Carlos Carrillo Peña y César Augusto Barrera Caicedo, cómplices ambos en el robo del siglo. Soy culpable, señor Fiscal -dijo ya Carrillo ante la comisión que lo indagó. Y otro tanto ha hecho el oficial Barrera.

La verdad es que ambos tenientes son piezas definitivas en el hurto de los 24 mil millones de pesos de la bóveda del Emisor en Valledupar.
En junio pasado, el teniente Carrillo se reunió por primera vez en la capital del Cesar con Jaime Bonilla Esquivel, abogado y ex investigador del Cuerpo Técnico de la desaparecida Dirección Nacional de Instrucción Criminal.
Además de Carrillo, Bonilla ya conocía al teniente Barrera. El contacto lo había hecho por intermedio del mayor Fabio Guzmán, quien los presentó luego de que el delincuente le dijera que necesitaba a un oficial de la Policía para hacer un cruce .
La primera reunión formal entre Barrera y Carrillo (ex compañeros de curso en la Escuela General Santander) y Jaime Bonilla, se produjo en junio. La cita fue en la noche, frente a las instalaciones de Telecom, en la Plaza Alfonso López de Valledupar.
El teniente Carrillo, Jefe de la Sección de Policía Judicial de la Sijin en el Cesar conoció entonces por primera vez sobre la existencia de un plan para asaltar la sede bancaria.
Durante la reunión Esquivel explicó que él y otros necesitaban saber con exactitud el esquema de vigilancia de la sucursal del Emisor. Luego le insinuó que la participación en el atraco podría representar una suma entre 500 ó 1.000 millones de pesos para cada quien.
En realidad, una oferta equivalente había movido al teniente Barrera, oficial de Policía asignado al aeropuerto Eldorado, en Bogotá, a desplazarse desde Bogotá hasta Valledupar y acompañar a Bonilla.
De acuerdo con los cálculos de Jaime Bonilla y Camilo -un asaltante cuya identidad continúa siendo un misterio para las autoridades y quien es otro de los principales protagonistas del plan- podrían existir en la bóveda unos 22 mil millones de pesos.
En dos cajas fuertes adicionales -explicó Bonilla- quizá debían encontrarse nueve mil millones de pesos. 3000 en una y 6000 en la otra.
El asunto quedó allí hasta que 20 días después, Bonilla regresó a Valledupar para recoger la información que el teniente Carrillo se dio a la tarea de obtener y con el fin de concertar el contacto con un tercer miembro de la Policía: el subteniente Jairo Alberto Varón Montero, oficial encargado de asignar y vigilar las patrullas de vigilancia en Valledupar.
Este es el plan
Jaime Bonilla sólo volvió a buscar en Valledupar al teniente Carrillo al mediodía del sábado 15 de octubre. Citó al oficial y al subteniente Barón para las seis de la tarde y les explicó que el hurto tendría lugar el día siguiente, domingo 16.
Como el subteniente Varón tenía turno hasta las siete de la mañana del domingo, la tarea de los tenientes Carrillo y Barrera y del propio Varón, era ocuparse de la patrulla asignada durante el día del domingo y la madrugada del lunes de la vigilancia del banco.
Si el cabo de turno entraba en sospecha respecto del camión o se disparaba la alarma, el teniente Carrillo debía persuadirlo de comunicarse desde un citófono externo con el interior del banco. Allí, un vigilante supuesto explicaría al cabo que la alerta era producto de trabajos rutinarios de mantenimiento. Al término de la reunión del sábado 15 de octubre, Bonilla entregó al teniente Carrillo un radio marca Yaesu y después los despidió.
Era un radio igual a los que portaban El Chema y El Pana y que utilizaban otros seis o siete hombres que Bonilla había instalado en la Colchonería Colchoflex, propiedad de Ociel Echeverry López, a quien ofrecieron 50 millones de pesos como contraprestación y quien fue cobijado ayer con auto de detención (ver recuadro).
De acuerdo con las investigaciones realizadas conjuntamente por la Dirección de la Policía Judicial e Investigación, (Dijin) y la Fiscalía General de la Nación, tanto los hombres que acompañaban a El Chema y El Pana como el misterioso Camilo habían arribado a Valledupar desde distintos puntos que incluyen Bogotá, Bucaramanga y Barranquilla.
Los delincuentes durmieron en la colchonería, dicen los investigadores, la noche del sábado.
El día del robo
En la mañana del domingo, a las seis, los extraños iniciaron su trabajo. En un camión Dodge 300 rojo sangre, carpado negro y con dos cornetas como distintivo, los asaltantes montaron dos equipos de soldadura y varios tanques de oxígeno. Los equipos habían llegado el jueves 13, en un furgón, procedente de Cali a través de una empresa transportadora.
Poco antes de las 7:30. los tenientes Carrillo, Barrera y el propio Varón vieron entrar, sin contratiempos, el camión al Banco y empezaron las rondas de vigilancia.
Bonilla hacía las coordinaciones de rigor, utilizando un radio. Permanecía en la habitación 306 del hotel Sicarare, en frente del Banco, Otros 2 partícipes en el asalto vigilaban desde la habitación 202.
Dentro del Banco, Gabriel , Henry y otros asaltantes, tomaron cerca de una hora para instalar los equipos y desactivar las alarmas. Las cosas marcharon bien hasta que un corte de luz los obligó a desconectar varios elementos y a utilizar por primera vez los tanques de oxígeno.
Hasta el mediodía, cuando el subteniente Varón, les dijo que debía visitar por unos instantes a su progenitora, los tres oficiales de la Policía se limitaron a dar vueltas por todo el sector que circunda el banco, a bordo de un Taxi amarillo corriente.
No hubo novedades sustanciales. Lo único extraordinario en aquella rutina ocurrió a las diez de la noche cuando, tal y como se los había indicado Bonilla, los tenientes Carrillo y Barrera siguieron la motocicleta de firma de vigilancia privada que recogió a uno de los celadores de turno para hacer el primer relevo y verificó que éste se quedó en un sitio corriente.
Barrera volvió entonces a la habitación 306 del Hotel y comunicó la ruta de la motocicleta a Bonilla. Luego le insistió en que el subteniente Varón había desaparecido.
Ustedes deben coordinar lo de la salida con Carrillo sin Varón no aparece .\ Ello ocurrió a las 2:30 de la madrugada del lunes 17 de octubre. Carrillo, que había consumido bastante licor para entonces, detuvo el taxi, sobre la carrera, unos metros antes del banco y en cuanto pudo distrajo al cabo de turno.
Luego vio salir del hotel Sicarare a Bonilla, se despidió del teniente Barrera y desapareció. A bordo de dos taxis, Bonilla y Barrera llegaron hasta la colchonería, Colchoflex. El teniente Barrera vio allí a cerca de 20 personas. Unos se bañaban y otros comían pollo. Varios más montaban en un camión el dinero producto del robo, ocultándolo entre cajas de cerveza que recubrían las paredes laterales de la carrocería y dejaban un enorme hueco en el centro. Por la hospitalidad en la colchonería su propietario iba a recibir 50 millones de pesos. Por eso y por haber prestado su camioneta para entrar al Banco..
Fue Camilo el que tomó entonces la palabra. Repartió parte del dinero, distribuyó a los grupos para el regreso y luego dijo: Yo me hago cargo del dinero que va para Bogotá... .
Cinco detenciones por robo al Emisor
La Fiscalía 15 de Valledupar dictó detención preventiva sin beneficio de excarcelación a cuatro oficiales de la Policía y al propietario de una colchonería, vinculados al proceso investigativo que trata de esclarecer el millonario robo cometido en la sede del Banco de la República en esta ciudad.
La medida afecta al mayor Fabio Guillermo Guzmán Cuervo, sindicado de contactar a Bonilla con los oficiales de la Policía; a los tenientes Juan Carlos Carrillo y César Augusto Barrera Caicedo, al subteniente Jairo Varón Montero, sindicados de permitir el robo con el movimiento de los turnos de vigilancia, y al propietario de Colchonería Colchoflex, Héctor Ociel Echeverri López, recluido en la Cárcel Judicial de Valledupar y quien, de acuerdo con las investigaciones, facilitó un vehículo para sacar de Valledupar el dinero hurtado y alojó en su vivienda a los delincuentes.
Se conoció que se estudia el lugar en donde serán recluidos los oficiales de la Policía, quienes están suspendidos de sus cargos.
Entre tanto, ayer fueron escuchados en indagatoria los guardias del Juzgado de Rentas del Cesar Alberto Enrique Arregoces, Alfonso Strauch Martínez y Germán Alfredo Calderón, retenidos también por órdenes de la Fiscalía 15, luego de que entregaran 75 millones 600 mil pesos el domingo 23 de octubre cuando eran transportados en un camión en el municipio de Curumaní.
Hasta el momento, incluyendo a Jaime Bonilla, 23 personas han sido vinculadas a las investigaciones que adelantan conjuntamente la Fiscalía General de la Nación, la Subdirección Nacional de Policía Judicial e Investigación (Dijín), el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y la Policía Nacional.\ Además de las últimas medidas de aseguramiento, se han dictado otras contra el celador del banco, Winston Tarifa y el jefe de seguridad de la entidad, Horacio Avila, quienes permanecen en la Cárcel Judicial de Valledupar.
Por lo demás, continúan los operativos de allanamiento en Valledupar y su zona de influencia. Hasta el momento se han llevado a cabo unos cuarenta procedimientos de este tipo.
El asesinato de un supuesto asaltante
Miguel Eduardo Rodríguez Medina, uno de los implicados en el robo al Banco de la República, quien apareció muerto la semana pasada en la vía a Villavicencio, había sido reconocido por uno de los oficiales de la Policía que participó en el robo, pero la ausencia de una declaración formal permitió que él fuera dejado en libertad.
Rodríguez fue el primer detenido por el robo al Banco. Su captura se produjo el viernes 21 octubre. Uno de los oficiales que declaró y aceptó su participación en el robo dijo durante una declaración no formal ante la Policía que Rodríguez integraba la banda de asaltantes.
Sin embargo, cuando el fiscal procedió a estudiar la situación jurídica de Rodríguez no encontró ninguna declaración formal por lo que no había nada que vinculara al detenido. Rodríguez permaneció sábado y domingo en los calabozos de la Dijin. Mientras tanto el oficial no podía declarar en Bogotá porque se encontraba en Valledupar cumpliendo con otras diligencias de la Fiscalía. El lunes, por vencimiento de términos y ante la falta de pruebas y la presión de los defensores de derechos humanos, Rodríguez salió de la Dijin.
Esa noche durmió en su casa. Al día siguiente salió. Desde ese día nadie supo nada de él. Mientras tanto el oficial regresó a Bogotá, rindió la declaración formal y la Fiscalía dictó contra Rodríguez una orden de captura. Cuando los agentes de Policía fueron a su casa a capturarlo no lo encontraron. El lunes sus familiares lo hallaron muerto en la morgue de Medicina Legal.
Las autoridades lo habían hallado en la vía a Villavicencio. Junto a él estaba el cadáver de otro hombre, aún sin identificar, de quien se sospecha que también participó en el multimillonario robo.
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