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Sor María Amparo, la clarisa que ha dejado la «secta» cuando escuchó la propuesta del «fantoche» Pablo de Rojas

Sor María Amparo, la clarisa que ha dejado la «secta» cuando escuchó la propuesta del «fantoche» Pablo de Rojas

J. A. Guerrero MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

El portavoz de las clarisas de Belorado, José Ceacero, en momentos previos a unas declaraciones a la prensa
El portavoz de las clarisas de Belorado, José Ceacero, en momentos previos a unas declaraciones a la prensa Santi Otero | EFE

La religiosa denuncia «una vigilancia total» que la incomunica del resto de monjas que aún residen en el convento de Belorado

19 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Se llama sor María Amparo, lleva 62 años de religiosa, los últimos 44 como clarisa, primero en Vitoria y desde hace dos décadas en el convento de Belorado, que abandonó el pasado miércoles para «no pertenecer a una secta», y ante las «burradas» que transmitió a las hermanas el «fantoche» Pablo de Rojas, el falso obispo que se dirigió a las clarisas para decirles que estaban «bajo su jurisdicción».

En una entrevista concedida al Diario de Burgos y publicada este sábado, sor María Amparo explica las razones que le han llevado a romper con el resto de las clarisas cismáticas. Refugiada ahora entre los muros medievales del monasterio de Castil de Lences, también en la provincia de Burgos y fundado en el 1282, la monja admite que se ha ido con tristeza, sobre todo por las cinco religiosas más mayores que se han quedado dentro, y de las que, señala con pena, no se ha podido despedir.

La hermana recuerda que el pasado domingo día 12 llegó al monasterio un señor «que no había visto nunca antes en persona» y que les anunció que tomaba el mando del convento. Se refiere al falso obispo Pablo de Rojas Sánchez-Franco, que fue excomulgado en el 2019 por el entonces titular de la diócesis de Bilbao y ahora obispo de Burgos, Mario Iceta.

Dice sor María Amparo que se levantó para tomar la palabra y rebatir las «burradas contra la Iglesia» que profirió De Rojas. «El Señor me puso las palabras en la boca, lo que tenía que decir», señala. «Se presenta diciendo que es obispo de no sé qué. Dice: 'desde ahora, yo soy el superior, el que manda en la comunidad, y ustedes están bajo mi jurisdicción'. Y yo me levanté y le rebatí bastante. 'Estamos bajo la jurisdicción de don Mario. Él es el sucesor de los apóstoles para la Archidiócesis de Burgos', le respondí. Él me dice que 'eso no vale para nada, no existe' y más burradas contra la Iglesia. Yo por nada del mundo salgo de mi Madre la Iglesia y por nada del mundo dejo mi obediencia al sucesor de San Pedro, que en este momento es el papa Francisco. Estuvo intentando convencerme, pero estuve muy firme», relata la clarisa en la entrevista al periódico. «Al final, me dijo que, si yo no aceptaba estar bajo su jurisdicción, tendría que marcharme».

«Un fantoche»

Cuenta sor María Amparo que el pasado domingo «en el locutorio» del convento fue la primera vez que vio a «ese señor». «Hace unos años lo vi en una revista, y me pareció, con perdón, un 'fantoche', como dijimos muchas, al ver aquello. En ese momento nadie creía en esto. Esto se ha fraguado poco a poco. Ellas sabrán».

Sor María Amparo denuncia haber sufrido «una vigilancia total» para que no pudiera hablar con las hermanas mayores, y que ni siquiera le han dejado despedirse de ellas. «Igual ni saben que ya no estoy allí. Fue una decisión firme: tenía que salir. Sobre todo, para no pertenecer a esta secta, por nada del mundo. En ese ambiente ya no se podía estar».

Sí se pudo despedir «con un abrazo» de las hermanas más jóvenes y de la superiora del convento, a quien le dijo que no podía seguir así y que quería marcharse, a lo que la madre abadesa le respondió que lo hiciera «tranquilamente».

Confirma que, tras su marcha, ha escuchado a sus antiguas hermanas por televisión y lo que ha oído «le da pena», aunque no ha podido hablar con ellas de todo lo sucedido. Por eso ignora si habrá más que sigan sus pasos. «No lo sé, porque no manifestaban nada. Parece que para ellas es normal, que están contentas. pero no he podido hablar con ellas de este tema, en absoluto».