Los cantos épicos pansori
Inscrito en 2008 (3.COM) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (proclamado originalmente en 2003)
El pansori es una forma de arte dramático musical interpretado por un cantante y un tambor. Esta tradición popular, que se distingue por su canto expresivo, su discurso estilizado, su repertorio de relatos y sus gestos, abarca a la vez la cultura de las elites y la del pueblo. El o la cantante improvisa, a veces durante ocho horas, a partir de textos que mezclan el dialecto rural con expresiones literarias eruditas acompañado simplemente por un tambor.
El término “pansori” procede de las palabras coreanas “pan” (lugar de reunión de la gente), y “sori” (canto). El pansori nació en el suroeste de Corea en el siglo XVII, probablemente como una nueva expresión de los cantos narrativos de los chamanes. Esta tradición oral fue perpetuada por el pueblo hasta finales del siglo XIX, cuando adquirió un contenido literario más sofisticado, lo que le permitió gozar de gran popularidad entre las elites urbanas. Las acciones, los personajes y las situaciones que se escenifican en el pansori se remontan a la época de la dinastía Cosen (1392-1910). Para llegar a dominar los diversos timbres vocales y memorizar el repertorio complejo, los cantantes deben someterse a una larga y rigurosa disciplina de preparación. Muchos virtuosos han creado su propio estilo y son famosos por su manera original de interpretar determinados episodios.
Amenazado de desaparición por la rápida modernización de Corea, el pansori fue declarado “Bien cultural inmaterial nacional” en 1964. Esta medida ha suscitado un generoso apoyo institucional que ha permitido renovar esta tradición. El pansori sigue siendo hoy día una fuente de inspiración para distintas formas de expresión como el cine, el ballet y el teatro de marionetas. Estas producciones, así como el propio pansori, se presentan regularmente en Corea y en el extranjero. Si bien el pansori es uno de los géneros preferidos en el ámbito cada vez más marginado de las artes escénicas tradicionales, ha perdido mucho de su carácter espontáneo original. Paradójicamente, esta reciente evolución es el resultado directo de los esfuerzos de conservación, ya que la improvisación tiende a quedar relegada a causa del aumento progresivo del repertorio escrito. De hecho, hoy día hay pocos cantantes que sean capaces de improvisar y el público actual es menos receptivo a la creatividad espontánea y al lenguaje arcaico del pansori tradicional.