Retrato de Catalina de Erauso, la «monja alférez»
Daniel Migueláñez | El Holmes de la filología.
Germán Vega "devuelve" La monja alférez a su verdadero autor.
«Superviviente, sí, ¡maldita sea!, / nunca me cansaré de celebrarlo […] Si me tocó bailar con la más fea / viví para cantarlo» glosa el maestro Joaquín Sabina. El profesor Germán Vega García-Luengos lleva meses bailando con la poco agraciada Catalina de Erauso y ha sobrevivido para cantarnos sus gestas.
Catalina de Erauso, la «monja alférez», fue una adelantada al impulso LGTBI; escapó a los quince años del convento en el que estaba recluida para, posteriormente, cortarse el pelo, vestir de hombre, ser encarcelada por lances de espadas, servir como paje y enrolarse en los galeones rumbo a las Américas. En 1626, Pedro del Valle decía de ella que estaba «bastante ajada por los años. Su aspecto es más bien el de un eunuco que el de una mujer [...]. Viste de hombre, a la española; lleva la espada tan bravamente como la vida».
Catalina regresa del periplo americano gozando de una vida en libertad hasta que, tras ser excarcelada –estaba en la cárcel por una pelea en un corral de comedias–, se la exige tomar esposo. Evidentemente, este hecho destaparía su condición femenina arruinando su vida y su carrera de modo que opta por huir y continuar un camino vital que no solo la llevará a mantener relaciones abiertamente lésbicas –huelga decir lo que suponía el asunto– sino que estará estrechamente ligada a la senda del crimen –entre las muchas muertes que se encuentran en su haber se incluye la de su propio hermano– hasta que se descubre su condición en el año de 1623. El propio Felipe IV recibirá a nuestra «monja alférez» para concederle una dote por los servicios prestados en las Américas. Posteriormente, el Papa Urbano VIII le otorgará una dispensa para poder vestir de hombre. La historia de la «monja alférez» ha servido de caldo de cultivo a numerosos autores, desde su tiempo hasta el nuestro, en donde no deja de sorprender su posmoderna visión de la vida. De entre los ríos de tinta que se han vertido sobre la figura de la de Erauso emerge la bizarra comedia de La monja alférez, obra atribuida hasta hace unas horas al dramaturgo madrileño Juan Pérez de Montalbán. Pero la cosa ha cambiado.
El profesor de la Universidad de Valladolid Germán Vega García-Luengos ha puesto negro sobre blanco sobre el asunto en el marco de las Jornadas de Investigación sobre Teatro Clásico (dir. Rafael González Cañal) desarrolladas en la ciudad de Almagro con motivo de su Festival Internacional (dir. Ignacio García) que, precisamente, abordaban el teatro novohispano con especial atención a Sor Juana Inés de la Cruz. El profesor, fundador y codirector del Festival Olmedo Clásico, ya saltó a los medios hace una década al poner en duda la paternidad de la comedia Del rey abajo ninguno atribuida desde tiempos inmemoriales a Rojas Zorrilla.
Es evidente que a nuestro catedrático la va la rumba porque en esta ocasión Germán Vega ha hallado pruebas fehacientes de que La monja alférez (1626), atribuida durante todos estos años a Juan Pérez de Montalbán, no es de tal sino de su tocayo Juan Ruiz de Alarcón. Los pormenores de la cuestión difícilmente se pueden resumir en estas páginas porque son el resultado de interminables horas de cotejo y análisis que el filólogo invirtió para devolverle su obra al autor novohispano.
Sin embargo, en su referida ponencia en Almagro («Lo que aún no sabíamos de Ruiz de Alarcón») ha explicado sucintamente los datos más importantes que le han llevado a afirmarse en su propósito detectivesco.
«De los cuatro impresos diferentes que conservamos, los cuatro atribuyen La monja alférez a Juan Pérez de Montalbán», señala Vega, pero las combinaciones de palabras que aparecían al introducir el texto en el programa EstilometríaTSO rápidamente la alejaba de su supuesto autor. EstilomentríaTSO (Teatro del Siglo de Oro) es una herramienta impulsada por Germán Vega García-Luengos y Álvaro Cuéllar González (University of Kentucky) que trata de, en sus palabras, «aplicar las nuevas herramientas informáticas a los numerosos problemas autoriales que presenta el teatro del Siglo de Oro español. Este portal trata de ofrecer análisis que puedan aportar luz sobre las atribuciones de la vasta producción teatral del periodo aurisecular» (Véase: http://estilometriatso.com/ ).
Esta premisa llevó al investigador a indagar en el por qué de este hecho. Un documento fechado en 1627 señala que un tal Manuel Simón se compromete a representar varias comedias. Entre ellas aparece La monja alférez, «comedia jamás vista de Juan de Alarcón». Por otro lado, también se recoge que la actriz Luisa de Robles, mujer de armas tomar, representó la comedia de Alarcón en el papel de su protagonista, un hecho que había pasado desapercibido. Como señalaba, los cuatro testimonios que conservamos atribuyen la obra a Montalbán, pero nuestro investigador incide en el hecho de que estos cuatro impresos repiten los mismos errores; es decir, provienen de un primitivo manuscrito perdido.
El repertorio de comedias de Montalbán está bastante inflado, señala Vega: «Hoy en día pocos apuestan por Montalbán y sin embargo su nombre debió de tener un gran atractivo para los libreros» hasta el punto de que muchas comedias se le atribuían, incluso obras de Lope o Calderón. No es de extrañar, pues, que se le cargara una comedia de Alarcón como es el caso de La monja alférez.
Vega ha descubierto que hay una escena entera (318 versos) que desaparece en uno de los impresos y que precisamente acerca la comedia a Alarcón por su uso del lenguaje. El análisis estrófico también nos acerca a Alarcón porque los usos estróficos encajan plenamente con los propios del autor novohispano. Pero, ¿la forma en que se expresan los personajes nos remite a obras de Alarcón? se pregunta el investigador. Así es; palabra a palabra, verso a verso, metáfora a metáfora, Vega García-Luengos ha cotejado los resultados comprobando que la «textura verbal» de la obra poco tiene que ver con Pérez de Montalbán. El investigador ha descubierto que más de 350 pasajes de La monja se vinculan directamente con otras comedias de Alarcón bien en fórmulas reformuladas, bien en repeticiones de esquemas que se configuran como marca autorial. Señala acertadamente el profesor Vega cómo «los dramaturgos tienen tendencia a fraguar esquemas octosibálicos en la cabeza. Cuando escriben bajo la presión de ir deprisa, de atender a las necesidades de mercado, a la hora de escribir miles de versos, hay algunos que repiten con especial predilección». El ramillete de ejemplos que mostró en su ponencia acabaron por convencer al más descreído de los asistentes de que Vega, una vez más, había encontrado al sabueso de los Baskerville. 85 de esos 250 ejemplos señalados se encuentran en todas las comedias de Alarcón, subrayando su autoría, ya que no estamos hablando de copias de versos como era habitual en el siglo sino de giros estilísticos repetidos. «Solo Alarcón puede escribir como Alarcón», concluye rotundo Germán Vega.
La noticia no ha tardado en llegar a los oídos de los más reputados investigadores, los cuales han aplaudido el hallazgo de Vega. Alejandro García-Reidy (Universidad de Syracuse), otro Hércules Poirot de la pluma y el papel –quien descubrió que Mujeres y criados y Siempre ayuda la verdad eran comedias de Lope de Vega– celebraba la noticia coloquialmente por las redes: «al menos una noticia de representación del XVII ya constata esta (correcta) atribución a Alarcón. ¡Qué bien que Germán se haya metido con esta obra!».
La comedia pide a gritos, pues, una nueva edición crítica que trate todos estos pormenores tan excelentemente detallados por el profesor Vega García-Luengos, no solo porque temáticamente aborda el tan posmoderno problema de la identidad sexual sino porque “devuelve” la comedia a su verdadero autor. El investigador seguirá en primera línea contribuyendo al proceso de restitución filológica que en estos años dará más que una sorpresa porque, tal y como afirma nuestro Holmes particular, «la filología tiene el objetivo último de hacernos mejores personas».
El Holmes de la filología. Germán Vega "devuelve" La monja alférez a su verdadero autor. Daniel Migueláñez Instituto del Teatro de Madrid- Universidad Complutense | Pág nº 08
Por Daniel Migueláñez
TÍTULO: El Holmes de la filología.
Germán Vega "devuelve" La monja alférez a su verdadero autor.
AUTOR: Daniel Migueláñez UCM- Instituto del Teatro de Madrid
Daniel Migueláñez (Ávila, 1995) es un joven poeta y actor que inició su carrera desde la infancia. Graduado en Filología Hispánica se especializa en el Máster de Teatro y Artes Escénicas por la Universidad Complutense de Madrid. Compatibiliza su actividad como actor profesional con su labor investigadora. Actualmente se encuentra inmerso en un proyecto de investigación UCM-Santander analizando el espacio dramático en las obras de Tirso de Molina y prepara la publicación de un estudio sobre la poesía de Basilio Rodríguez-Cañada. Ha sido miembro del Comité Local Organizador del X Congreso de la Asociación Internacional de Cervantistas (CINDAC) y XI Congreso de la Asociación Internacional Siglo de Oro (AISO). Su última investigación para la Compañía Nacional de Teatro Clásico «Lo bueno, si breve...». La recuperación del teatro breve del Siglo de Oro durante el siglo XX (Cuadernos de Teatro Clásico, 33) recoge una suerte de historia escénica del género breve en España. Representando al Instituto del Teatro de Madrid ha sido jurado del Certamen de Teatro Complutense 2019.
Pese a su juventud, ha participado en más de una treintena de montajes teatrales desde sus inicios protagonizando El Lazarillo de Tormes (2009) hasta la arena del Teatro Romano de Mérida con Nerón (2018). En dos ocasiones Premio al Mejor Actor de la Comunidad de Madrid (2008 y 2009) en la XVII y XVIII edición del CTECM. De su extenso currículum destacamos su labor como firme defensor desde las tablas del teatro clásico español, su estreno en Colombia de Romeo&Julieta (2016), Voces en el silencio (2014) así como numerosas producciones en el ciclo Los martes, milagro. Poesía en escena.
Además de dedicarse a la escritura dramática con el estreno en 2018 de las obras El círculo de hierro y Cenizas de Fénix, ha colaborado en distintas dramaturgias y como director de escena. Ha participado en diversas antologías poéticas y ha publicado el poemario El amor, ese teatro (Sial-Pigmalión, 2018, Premio Escriduende al mejor autor novel). Actualmente prepara el proyecto de poesía y danza Lorca: a theatre beneath the sand que se estrenará en el Fringe Edinburgh Festival 2019.