(Translated by https://www.hiragana.jp/)
Cumple 100 años el obispo emérito de Saltillo Francisco Villalobos [Saltillo] - 01/02/2021 | Periódico Zócalo
The Wayback Machine - https://web.archive.org/web/20210207180709/https://www.zocalo.com.mx/new_site/articulo/cumple-100-anos-el-obispo-emerito-de-saltillo-francisco-villalobos
×
hace 6 días
[Saltillo]

Cumple 100 años el obispo emérito de Saltillo Francisco Villalobos

Pocos saben que su segundo nombre es Raúl. Francisco Raúl Villalobos Padilla nació en el poblado de Encarnación de Díaz

Imprimir
Cumple 100 años el obispo emérito de Saltillo Francisco Villalobos
Foto: Zócalo | Staff
Escuchar Nota


Saltillo, Coah.- Monseñor Francisco Villalobos Padilla cumple hoy 100 años, aún está lúcido y camina por su propio pie.

Sacerdotes y exseminaristas que convivieron con él durante años cuentan de lo disciplinado, enfermizo y quisquilloso que era para la comida, lo cual mostró desde el día en que llegó a tomar posesión de Saltillo, cuando lo recibieron con una comida en el Casino de Saltillo.

Uno de aquellos invitados contó luego que al recién consagrado obispo Francisco le sirvieron de carne en ensalada de nuez, pero él lo rechazó porque dijo que abominaba la nuez. No era el único alimento que no probaba, hay una lista con la que hasta la fecha hay que lidiar.

Querido y admirado

Pero siempre fue querido y admirado en la Diócesis, a donde llegó a imponer la moda de las camisas de cuello alto, las cuales usaba porque el clima lo enfermaba muy seguido. Acostumbrado a vientos más benignos, de su natal Jalisco, donde nació un 1 de febrero de 1921.



Pocos saben que su segundo nombre es Raúl. Francisco Raúl Villalobos Padilla nació en el poblado de Encarnación de Díaz, hijo de doña María del Refugio Padilla y Carlos Villalobos; fue el noveno de 13 hijos, de los cuales cuatro murieron pequeños. De los nueve que sobrevivieron dos se hicieron religiosas, uno hermano Marista, y dos sacerdotes, entre ellos Francisco.

Sus hermanas contaban que de niño tenía la idea de ser sacerdote. A veces jugaban a dar misa y ellas le confeccionaban ornamentos con papel. Su idea que no la desechó durante sus estudios de primaria y secundaria en el Colegio de Hermanos Maristas y la preparatoria con los Paria Química.

Al concluir esos estudios, entró al Seminario de Guadalajara a los 18 años. Antes de concluir la Teología fue enviado a Roma en 1947, donde tuvo como compañeros a otros que luego, como él, también fueron obispos, entre ellos el ahora fallecido Samuel Ruiz García. Allá en el Vaticano también fue ordenado sacerdote el 2 de abril de 1949.

No quería ser obispo

Al regresar de Roma fue designado prefecto en el Seminario de Guadalajara, luego director del Instituto de Vocaciones Tardías, además de ser profesor de Historia Eclesiástica, Patrología, Francés e Historia Universal. En 1968 fue nombrado vice-rector y luego rector.



A inicios de la década de los 70 se hablaba de que el Papa estaba por nombrar un obispo auxiliar que le ayudara a monseñor Luis Guízar en la Diócesis de Saltillo.

Y pues sí, el 3 de mayo de 1971 le anunciaron que sería consagrado Obispo titular de Columnata y Auxiliar de Saltillo, con derecho a sucesión. Dice que su nombramiento le llegó de sorpresa, por eso cuando fue llamado por el arzobispo José Salazar quiso dimitir.

“Él se trató de excusar alegando: ‘No soy teólogo’; ‘yo tampoco’, le respondía el señor Salazar. ‘No sé Derecho Canónico’; ‘yo tampoco’, rebatía el señor Arzobispo. ‘No tengo don de mando’; y a esto el señor Salazar ya no respondió nada”, según escribió luego el padre José Guadalupe Tiscareño.


Al regresar de aceptar ser nombrado Obispo, se acercó a varios seminaristas que eran de Saltillo pero estudiaban en Guadalajara en el Seminario Mayor, entre ellos Fernando Turribiates y Juan Andrés Dávila, a quienes les preguntó qué novedades le daban de Saltillo.



Extrañados le preguntaron si acaso era porque lo habían nombrado nuevo Obispo Auxiliar. Villalobos ni se los negó ni se los afirmó, solo les cambió de tema, porque el secreto canónico le impedía revelar aun su nombramiento.

Y eso sucedió el 9 de mayo, cuando el periódico eclesiástico del Vaticano L’Osservatore Romano lo dio a conocer. El Seminario se llenó de júbilo y también de tristeza porque les quitaban a su rector. Le organizaron una despedida el 22 de junio, porque el 3 de agosto llegó a la Catedral de Saltillo para ser consagrado como Obispo a manos de don Luis Guízar Barragán.

Un pastor muy humano

El padre José Guadalupe Tiscareño, uno de sus colaboradores más cercanos durante las tres décadas que fue obispo titular, escribió de don Francisco Villalobos el perfil de un pastor muy humano, con defectos y virtudes.

Dieta sencilla

De su forma de comer, cuenta que su dieta es muy sencilla, no precisamente por humildad, sino porque hay muchas cosas que no come, porque no le gustan, las cuales, curiosamente también son los alimentos que dice que le hacen daño.

Según Tiscareño, de entre las carnes frías solo le gusta el jamón. Pero no come ni carne molida, como picadillo, albóndigas, pastel de carne, hamburguesa, birria, barbacoa, pozole o menudo; de los vegetales o verduras no come cebolla, ajo, chile, rábanos, pepino, nabo, apio, coliflor, repollo, tampoco perejil, orégano, tomillo, cilantro o laurel.

Tampoco nuez, coco, almendras, cacahuates, piñones, pepitas ni ajonjolí, de ningún mole; y de entre las frutas no le gustan la guayaba, sandía, melón, jícama, granada y de entre los dulces, no acepta chocolates.

Puertas abiertas




Todos saben que sus homilías son largas, a veces llegan a la media hora, pero están llenas de teología que pone en ejemplos sencillos para la gente. Cuando podía, recibía a todo el que le pidiera audiencia en su oficina por la mañana y luego por la tarde en su casa.

No le gusta dar entrevistas, solo en un par de veces ha contestado con pocas palabras a los periodistas, menos si se trata de hablar de su vida.

Consolida su labor

Al morir don Luis Guízar, Francisco Villalobos tomó posesión como Obispo Titular el 28 de octubre de 1975, en una época en que le tocó ser la autoridad de la que se había convertido en una de las Diócesis más grandes de América Latina, abarcando 30 municipios de Coahuila.

Consta a los sacerdotes, exsacerdotes y exseminaristas que lo conocieron, que don Francisco no se cansaba de recorrer durante todo el año todos los municipios, sin dejar de tener presencia en Saltillo y sin faltar a la misa dominical en Catedral.



Fue elegido por el Episcopado Mexicano para ser parte de la representación de los obispos mexicanos en la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Puebla en1979, y también en la VI Asamblea General del Sínodo de los obispos en 1984.

Bajo su mando, impulsó el crecimiento del Seminario Menor, en Saltillo, en cuya casa de la calzada Antonio Narro, que ahora está en total descuido, llegó a haber más de 100 alumnos. Fundó el Colegio Julieta Dávila, hoy San José, para los seminaristas; trajo a Coahuila el Curso Introductorio; inició y concluyó la construcción del Seminario Mayor, con estudios de Filosofía y Teología.

Fundó el Seminario Auxiliar de Piedras Negras en 1989 y con esto cimentó las bases para que se dividiera el territorio norte de Coahuila para crear una nueva Diócesis con sede en Piedras Negras, lo cual sucedió siendo él ya Obispo Emérito en 2003. Creó numerosas nuevas parroquias y ordenó a 58 sacerdotes, además de a una decena de religiosos.

También fundó Cáritas de Saltillo; el Secretariado de Evangelización y Catequesis instaló conventos en toda la Diócesis, abrieron las oficinas del Obispado en la calle Hidalgo, envió a seminaristas y sacerdotes a especializarse a Roma, y organizó la Diócesis en Pastorales y Vicarías.

Entrega la Diócesis

“A Monseñor no le gustan entrevistas sobre él, no le gusta la vanagloria ni presumir de las obras como Obispo”, contestaron en una ocasión en que se solicitó entrevista luego de que el ahora fallecido papa Juan Pablo II le aceptó su renuncia, en diciembre de 1999.



Para los siguientes meses fue nombrado Administrador Apostólico Diocesano, hasta el 20 de marzo de 2000, cuando le entregó la Diócesis a fray Raúl Vera López. Y aunque aún tiene familia en Guadalajara, prefirió quedarse a vivir en Saltillo.

Durante estos 21 años como Obispo Emérito ha seguido oficiando misas, atendiendo sacerdotes, acudiendo a encuentros pastorales, participando en ordenaciones sacerdotales, y acudiendo a las fiestas patronales, excepto cuando su salud, ya deteriorada no se lo permite.

Con todo y varios ingresos al hospital por cuestiones relacionadas con problemas intestinales, monseñor Villalobos le ha ganado incluso al Covid, del que le acaban de hacer la prueba y resultó negativo.

Ahora, la vida le alcanzó para ver concluir su periodo como Obispo a su sucesor; ver y recibir a un nuevo Obispo, monseñor Hilario González, e incluso, cumplir hoy 100 años de vida, convirtiéndose en el Obispo Centenario de México.


Imprimir
te puede interesar
{/exp:ce_cache:it}